Texto: El Valencia CF en torno a una suculenta paella. Vitoria -es la ciudad del norte de España donde juega el Alavés- se presentaba como una plaza sumamente difícil, en la que nadie ha ganado todavía esta temporada. El equipo, además, acudía a la cita con un número elevado de bajas, incluyendo a hombres tan decisivos en estos últimos años como Gayà. A pesar de ello, la imagen ofrecida fue excelente. Se compitió de tú a tú con la auténtica revelación de la Liga, un claro aspirante a Europa y una potencia futbolística de nuevo cuño en la Península Ibérica -que es el espacio geográfico en que se encuentra España-.

A todo lo anterior hay que añadir que, como bien señaló nuestro entrenador al final del encuentro, el Valencia se vio claramente perjudicado por las condiciones del terreno de juego, que se helaba en los lugares que ocupaban sus futbolistas para quedar en óptimas condiciones en el espacio por el que se movía cada uno de sus rivales. Es una vieja táctica de los equipos del norte, inventada por un tal Javier Clemente -véase Wikipedia-, que ya dio varios títulos de liga a Bilbao y Real Sociedad cuando esto del fútbol no estaba tan de moda. Futbolistas de gran finura estilística como Diakhaby, Piccini o Wass se vieron muy perjudicados por esta circunstancia, que explica en buena parte el resultado.

Los tres mencionados, como recordará la propiedad recién fichados esta temporada, siguieron demostrando el acierto de su incorporación. Diakhaby, el negrito de pelo corto, confirmó su condición de favorito de los lectores de Superdeporte con una soberbia actuación, repleta de contundencia y recursos defensivos. Piccini fue un verdadero puñal por su banda y no faltó mucho para que reincidiera con un golazo con su pierna mala -en el fútbol se suele tener una buena y una mala, aunque por Valencia han pasado últimamente muchos jugadores con las dos malas-. Wass, el rubio danés, estuvo en todas partes, lo que se dice omnipresente. Batshuayi Esta unidad llama a las cosas por su nombre.

Marcelino, el entrenador que tan sabiamente contrató y renovó nuestro D.G., dejó en evidencia a sus cada vez menos críticos, optando por una verdadera revolución táctica. Sorprendió al técnico rival maniatando a la perfección a todos sus atacantes mediante una defensa de cinco -esto no significa que pusiera a cinco defensas como dirán las malas lenguas, pues Lato y Piccini fueron incisivos extremos con una voluminosa aportación al caudal ofensivo-. Esta unidad considera, además, plenamente justificado el haber optado por los tres centrales habida cuenta de la enorme calidad del ataque del Alavés y del estado de forma -están que se salen, como se dice vulgarmente- de figuras mundiales como Calleri o Bastón.

Los goles en contra llegaron por auténtica mala suerte. Uno de ellos, por otro lado, no debió nunca subir al marcador al haber llegado "en el descuento del descuento" como bien remarcó nuestro entrenador, siempre atento a todo. No debería hacer caso la propiedad a quien asegura que hubo falta previa de Cheryshev en la acción que dio lugar al espléndido gol de Parejo -seguramente el más rutilante en lo que va de campeonato por mucho que el portero ni se moviera-. Los árbitros, como de todos es sabido, sólo se equivocan en contra del Valencia.

Derrota, en definitiva, injusta que no empaña las excelentes sensaciones que sigue transmitiendo el equipo. Los futbolistas no bajan la guardia, corren hasta la extenuación y obedecen al pie de la letra las sabias instrucciones de su técnico. Sólo la mala suerte, el hielo, el árbitro y la falta de acierto rematador explican la derrota. Se está trabajando a destajo para mitigar este último factor, no dependiendo del club los tres primeros. Está, así, muy adelantada la incorporación del Chicharito Hernández, muy del gusto de nuestro entrenador por ser lo más parecido que hay a Gameiro salvo el propio Gameiro. Con él, no se albergan dudas en el club de que se conseguirá entrar entre los cuatro primeros. La cosa va bien. The thing goes well.

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