A hora paramos de protestar por todo y hoy tenemos una cita imprescindible si te consideras buen valencianista. Hoy no se trata de hablar bien o mal de cualquier jugador, no de eso nada. Hoy la actualidad llama a nuestra puerta con una pequeña sonrisa de oreja a oreja. Y no es para menos. El sorteo Champions es una cita ineludible para cualquier equipo e incluso más vital para un Valencia que no hizo bien los deberes la pasada temporada -ese empatito contra el Young Boys nos dejó fuera a las primeras de cambio- y que en esta ocasión el propio sorteo sí que va a servir para anestesiar un poquito a una afición del Valencia que ya se merece una alegría por la triste imagen que está dando el propio club. Y esa alegría sin duda responde a que te toque un grupo más o menos interesante -fuerte ya sabemos que va a ser- y eso nos permita descargar un poco tanta tensión acumulada en los últimos días que no nos lleva a ningún lado positivo, aunque rocemos el psiquiátrico. Miren ustedes, un sorteo Champions, estar presente en un sorteo Champions, ya te indica que algo hiciste bien la pasada temporada y qué por esa razón hoy el Valencia está incluido en los bombos de los grandes de Europa, aunque en esta ocasión, hoy en día, el equipo solo tenga méritos para estar agrupado en el grupo tercero, de los cuatro que existen, y eso implica que a priori te van a tocar dos equipos que tienen más méritos que tu mismo para estar ahí y un último conjunto que en teoría debe ser inferior al Valencia de la temporada pasada. Y el asunto, en este caso, es que el sorteo llega en un momento curiosamente tensísimo para un Valencia que no está haciendo bien las cosas últimamente y da la impresión de que existe una dualidad de difícil digestión entre Valencia y Singapur de una forma clara y meridiana. Y lo curioso del caso es que en el sorteo de hoy sí que está el Valencia y sí que está el Valencia de Valencia y el Valencia de Singapur, el de la propiedad. El sorteo tiene un idioma propio y ese idioma responde claramente al sentido de la ilusión y del ingreso de dinerito si haces bien las cosas en la fase de grupos. Ya sabemos, sabemos todos, que el Valencia afronta este sorteo pendiente de las bajas y pendientes de los hipotéticos fichajes si es que al final se hacen y pueden jugar esta Champions. Ahora bien, debemos dejarnos de aplaudir a un lado o a otro y pensar que el Valencia es un histórico de Europa que necesita dar la cara en esta Champions desde el primer partido que nos toque. Los rivales, así en principio, me dan un poco igual. Tengo claro que el Valencia tendrá que ofrecer su mejor cara si quiere pasar a la siguiente fase y también tengo claro que no somos a priori favoritos para hacerlo. Europa es un caramelito en plena campaña de desprestigio en la que vive instalado el Valencia y un buen sorteo sería el mejor regalo para cambiar esta tendencia de negativismo que está de más en un club como el nuestro.

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