Lo mismo que semanas atrás el Atlético de Madrid, el Sevilla impuso en Mestalla el peso de su plantilla sobre la famélica propuesta del Valencia CF, que ahora mismo no está preparado para competir cuando acumula cinco o seis bajas importantes. Nada que no se sabía en verano, cuando esto se podía haber solucionado si no con dinero sí con algo de criterio a la hora de tomar las decisiones sobre entradas y salidas. En fin, que el equipo pelea, se deja la piel para defender su parcela con más o menos acierto, siempre tiene sus opciones para ganar los partidos, siempre y claras, pero pocas veces le alcanza para hacerlo. Tan pocas como solo tres en quince jornadas.

El equipo ya salió tocado por la baja de Uros Racic, sufrió un serio revés con lo de Paulista y el principio del fin llegó cuando se tuvo que ir Gayà. Ni el banquillo del Valencia da para tanto ni le salió esta vez la jugada a Javi Gracia con los cambios. Tanto se llegó a descomponer el equipo en esos minutos decisivos que, después de todo un partido defendiendo, el Sevilla se lo iba a llevar en una contra pésimamente defendida por los futbolistas que acompañaron a Suso y el portero.

El Valencia CF seguirá una semana más fuera de puestos de descenso pese a no haber sumado, un alivio aunque solo a medias, porque hay motivos más que de sobra para estar preocupados por la clasificación. Y especialmente ocupados en mejorar la plantilla en el mercado de invierno que se abre dentro de muy pocos días. No está el equipo en Champions ni tiene los 186 millones como límite de plantilla del Sevilla, diferencia que no se vio tanto en el campo como en el banquillo, pero algo se podrá hacer para mejorar lo que hay, que como se ve no alcanza.