Más que paz es una especie de desierto lo que ha quedado al paso del último ciclón. En clave de hipotética venta no hay tronco al que agarrarse, tan solo ramas y además muy débiles, peligrosamente quebradizas. Es momento, así pues, de que el foco no se sirva de la afición sino de que se ponga a su servicio con la esperanza de que sirva para algo más que alimentar la crispación. La evidencia de que el señor Lim está jugando completamente solo es tan indiscutible que ya no vale con apelar a la entelequia de los empresarios valencianos ni perder el tiempo con un Príncipe de Johor desaparecido antes de entrar en combate. Toca cambiar de tercio, aparcar las ilusiones y centrarse solo en la realidad.

Todos equivocados

Se sabe cuándo perdió el rumbo pero por desgracia no hacia dónde va el Valencia. La incógnita es aún más grande con el equipo, demasiado al fondo del galimatías que hay montado. La imagen del club estos días ha deparado una falsa sensación de vacío que no es tal porque más allá de la resignación a que hay Meriton para rato son muchos los fuegos por sofocar. Sigue sin resolverse el misterio del banquillo, hay un capitán en plena negociación para renovar, una plantilla cogida con pinzas que Corona o quien sea tiene que planchar y doblar, talentos a la fuga y una oposición que se ha devorado a sí misma. Pero sobre todo hay una afición ansiosa por volver al ruedo y que la acción pase del abstracto Torino al Mestalla real. Y es que el club habrá perdido el sitio que le corresponde pero no un pulso social que ya lo quisieran para sí otros. El Valencia, quien fuera, se equivocó con el señor Lim, pero es que el señor Lim tampoco estuvo fino al elegir para sus fines una plaza con un activo tan fuerte, sin duda su mayor grandeza. Es esa fuerza, por ingobernable, la única capaz de cambiar cosas.

El caso Nikola

Tiene un punto de surrealismo que a Vukcevic se le haya usado como un ariete a favor o en contra de Tito cuando su fichaje fue sobre todo cosa de Helguera. Sin embargo, no se trata de remover el pasado sino de asumir el presente y preparar el futuro. Después de tres temporadas los números cantan y con su final de contrato a la vuelta de la esquina es momento de pensar si lo mejor para el proyecto del Levante es que lo agote. Se habla de De Frutos, Campaña, Aitor o Bardhi, en algunos casos hasta con ligereza, pero es momento también de hacerlo del fichaje más caro de la historia y lo que cuesta. Está claro que será un mercado difícil, pero hay veces en las que es mejor perder que más perder. Con Nikola se ha llegado al límite.