Un año después del culebrón con Ferran

La importancia de ese gen tiene que ser un eje para el proceso de recuperación del ADN

Un año después del culebrón con Ferran

Un año después del culebrón con Ferran

Dicen que agua pasada no mueve molino, aunque la corriente de Ferran Torres lo sigue arrastrando todo un año después de su traspaso. Ya es el decimotercer jugador más caro del mundo, de acuerdo con el Observatorio CIES de la FIFA. Y eso sin haber explotado todavía, en puertas además de una Eurocopa en la que Luis Enrique le presta la atención que distingue a los elegidos. Ferran, que sigue luciendo en el cuello una cadena con el escudo del Valencia, está llamado a abanderar esta y la próxima generación de internacionales españoles, una camada que confirma la calidad del producto valenciano con futbolistas como él, Gayà, Soler, Abel Ruiz o el inesperado Hugo Guillamón, que tuvo ayer la buena estrella de apuntarse un gol. En un contexto económico en el que las mejores piezas del Getafe, Arambarri y Maksimovic, parecen un sueño inalcanzable, la importancia de ese gen tiene que ser un eje para el proceso de recuperación del ADN. Son ‘Bordalina’ en vena.

Números

Tan cierto es que el fair-play es un problema grave como que hay una marcada tendencia a la agonía y la exageración recordando que el Levante no está en condiciones de dar de alta nuevas fichas y contratos, como si la fecha límite expirase mañana. Quico tiene hoy una ocasión inmejorable para arrojar luz sobre cómo está ese tema y también para mandar mensajes más o menos cifrados en clave de futuro. Todos los ojos siguen puestos en los grandes traspasos, pero el mercado está tan frío o más que hace un año. Y a la hora de hacer hueco es igual de importante soltar lastre, sobre todo el de los jugadores con amortizaciones más altas y tiempos de juego más bajos. Hay que fichar barato, pero con hambre, una cualidad que no solo se mide por el carnet de identidad. Ahí va el aviso, por quien pueda venir.