El ADN del Valencia más allá de Bordalás

De cara al futuro se antoja muy recomendable abrir el mayor número de rendijas por las que ilusionarse

Rafa Marín

Rafa Marín

Rafa Marín

Rafa Marín

Más allá del impacto que suponga a nivel de marketing, lo que queremos poner en valor con la portada de hoy es la relevancia de llenar 50 calles y plazas del centro de la ciudad con camisetas y futbolistas del Valencia CF. Nos parece que está muy bien vista la necesidad de reimplantar el ADN valencianista no solamente en el equipo y a través de Bordalás. Ojalá esa reconciliación con los valores y el escudo que lo impregna todo en los primeros días del nuevo entrenador acabe propiciando también la del aficionado, tanto del que está por la labor como del que sigue atormentado por la incertidumbre.

Con la campaña de abonos a la vuelta de la esquina y después de un periodo hondo, dañino y preocupante de desafección, de cara al futuro se antoja conveniente abrir cuantas más rendijas mejor para ilusionarse y disfrutar del fútbol y la normalidad que poco a poco se avecina con la vuelta a Mestalla. La lona gigantesca que va a desplegarse en una de las grandes arterias de tráfico con Yunus y María Jiménez sirve también para este propósito de un Valencia que necesita recuperar el pulso por encima de los sinsabores del mercado de fichajes y sobre todo de la brecha con la propiedad, una herida aún más profunda si se recuerda que el valencianista de a pie al que se dirigen estos gestos sigue silenciado en redes sociales. A estas alturas a nadie le cabrá la menor duda, incluida posiblemente a la cúpula de Meriton, que fue una metedura de pata el bloqueo general. Cuanto más se tarde en sacarla, peor. Eso sí, lo que no puede pasar de ninguna de las maneras, venga lo que venga después, es abrir para enseguida volver a cerrar. No.

Plano

Tic, tac. No le queda otra al Levante que tomar la decisión de si esperar o cambiar de objetivo. No saldrá por menos de un par de kilos.