Silvia Navarro marca el camino

La pandemia alteró los planes de los deportistas en un 2020 que estaba marcado con letras mayúsculas en las agendas de todos ellos

Una imagen de Silvia Navarro

Una imagen de Silvia Navarro / SD

Jorge Valero

Jorge Valero

La pandemia alteró los planes de los deportistas en un 2020 que estaba marcado con letras mayúsculas en las agendas de todos ellos. Los Juegos de Tokyo 2020 eran el gran objetivo por el que habían trabajado los últimos cuatro años, pero finalmente tuvieron que hacer un esfuerzo extra para mantener un año más su pico de forma.

Algunos llegan mejor y otros peor a una cita en la que las medallas estarán caras para los 25 representantes valencianos. Nunca hubo tantas incógnitas antes de una cita olímpica y de ahí que pueda pasar de todo. El techo para el olimpismo valenciano está en las cinco medallas de Atlanta 96, un reto quizá demasiado ambicioso, pero que podría lograrse a poco que la suerte acompañe en los deportes de equipo, sobre todo en una selección española de balonmano femenino en la que hay tres jugadoras valencianas.

Un ejemplo con 42 años

El olimpismo mueve montañas y si no que se lo digan a la Silvia Navarro. La ilusión por disputar sus terceros Juegos le ha llevado a llegar a Tokio con 42 años y en plena forma, hasta el punto de haberse visto con fuerzas para renovar una temporada más con el Rocasa Gran Canaria.

Es una de las nueve deportistas valencianas que saben lo que es ganar una medalla olímpica tras el bronce de España en Londres 2012 y el mejor espejo para las nuevas generaciones, como la joven Paula Arcos, compañera suya y debutante con 19 años. Por todo ello, ver su alegría durante el desfile olímpico no tiene precio. Su amor por el balonmano, su dedicación y pasión por el deporte, bien merecen una segunda medalla. Y a ser posible, de oro.