Se le ha ocurrido la idea a Michel Platini, antiguo presidente de UEFA y, ahora, en la carrera para ser el mandamás del sindicado mundial de futbolistas, la FIFPro, para relanzar su carrera en el deporte.

Y es que ha pensado que el fútbol podría ser celebrado por la UNESCO como «patrimonio inmaterial de la humanidad», como nuestras Fallas lo fueron, allá por 2018. Aun no se ha solicitado pero está buscando los apoyos para presentarlo lo antes posible. Ya están esperando la contestación de la UNESCO algunos amigos como el Nohgaku, una de las formas teatrales japonesas, el reggae jamaicano o el alpinismo...

En efecto, la UNESCO tiene siempre solicitudes más o menos pintorescas y no siempre se llega a buen puerto. Las Fallas lucharon años para conseguirlo y el fútbol, al que Platini denomina «arte popular», podría ser uno de ellos. Con dos piedras en cada lado de la calle, cuando se podía hacer, o en el recreo, cuando no había porterías en los colegios, se arreglaba un partido.

Pero, si bien el fútbol organizado, el «Football Association» nació hacia finales del siglo diecinueve, su historia o historias, ya que hay variantes de la misma, lleva mucho más tiempo sobre la tierra. Parece que los chinos y los egipcios practicaban un juego de pelota, ancestro desviado de nuestro balompié.

Los griegos tenía cuatro tipo de balón, que el propio Homero cantó en la Odisea, cuando Ulises llegó a Corfú, en su periplo más que contado. En Roma, años después, el médico del gran Marco Aurelio, Claudio Galeno (de ahí la denominación popular de los médicos, los galenos) da muestra de su conocimiento del «harpastum» del que dice : «La superioridad del juego de pelota sobre todos los demás deportes no ha sido nunca suficientemente puesta en valor... Digo que los mejores deportes no son solo los que hacen trabajar al cuerpo, sino que permiten disfrutar...». (traducción osada de mi parte).

Por lo tanto, ya los médicos le daban al juego de pelota su valor físico pero también lúdico. No está tan lejos de la verdad Platini cuando quiere que la UNESCO le dé ese reconocimiento.

Las colonias griegas en Sicilia desarrollaron también distintos juegos peloteros y, aunque no quede claro que los romanos lograron exportar esa pasión a las Islas Británicas, se afirma que así fue que los habitantes de las mismas conocieron el balón...

Luego el calcio de Florencia, donde aún se confunde el deporte con casi una pelea hasta que en 1863 se creó la «Football Association». en la Free Masons Tavern de Londres, y el resto ya es historia. Obviamente hay mucho más, desde las cabezas de los enemigos vencidos, de los vikingos o de los aztecas, pero eso merecería un libro, y no es este el lugar. Aquí, se trata de ver cómo nuestro querido deporte puede ser elevado al rango cultural, por mal que le pese a algunos que lo ven como una pérdida de tiempo, donde veintidós personas en pantalón corto van corriendo tras un balón...

No es mala la idea, que ciertos estamentos vislumbran como un intento de Platini de blanquearse tras sus problemas judiciales, pero lo cierto es que, si se logra, será un enorme éxito. Mientras eso ocurre, mi recomendación es que se lean la novela de Rafael Reig, «Sangre a borbotones», en un Madrid apocalíptico e inundado, y con un extraño detective buscando a mujeres desaparecidas. Disfrútenlo mientras se acaba el verano...