Lo que es bueno para el Valencia, ¿es malo para alguien?

El proceso de venta es la mayor vergüenza jamás vivida en el Valencia, pero eso es otro tema que merece un serial aparte

Miguel Zorío

Miguel Zorío

Toni Hernández

Toni Hernández

Entre todos los que formamos el entorno del Valencia, que somos muchos, hemos conseguido generar la peor atmósfera posible de todos los tiempos. Le echamos la culpa a Peter Lim, que desde luego es un problema con patas y tendría que vender sus acciones cuanto antes mejor, pero ese es otro tema del que luego hablaré, lo mismo que de Miguel Zorío. Intuyo que esta semana voy a cabrear a mucha gente, pero ya adelanto que me da igual, que ya está bien de tanto dictador de la moral. El club tiene una situación muy delicada, mucho, como la que había en 2014, que nos tenía a un paso de la liquidación mercantil, que eso se les olvida a muchos demasiadas veces. Y repito, el proceso de venta es la mayor vergüenza jamás vivida en el Valencia, pero eso, también es otro tema que merece un serial aparte.

Lim es un gestor desastroso, que deja a tipos disparatados al frente, porque Anil Murthy es eso, un nefasto presidente que sigue siéndolo porque el máximo accionista lo permite. Pero una cosa es eso, y otra que sea idiota. Hace un año, cuando se ponía vencimiento a los préstamos, especialistas en la materia sin filias ni fobias avisaban: no los cobrará, capitalizará su deuda, por eso el plazo tan corto. Se les tildó de mamadores meritoners, pero pasado ese tiempo será lo que ocurra. ¿Es lo mejor para el Valencia? Desde luego no es lo peor, aunque si Lim, de verdad, quisiera lo más mínimo a esta empresa, la ampliación de capital sería del triple de esos 43 millones que va a capitalizar. Pero empresarialmente, por mucho que se insista en lo contrario, eso no es malo. Y si no es malo, no podemos montar un drama. Ah, y que sí, que venda hoy mejor que mañana.

Después de esto, o en paralelo, vuelve a aparecer Miguel Zorío. Su oferta, lo digo con la mano en el corazón, no la veo por ninguna parte. Una LOI, una carta de intenciones, es lo que es, pero más allá de ello, lo que siempre ensucia esto es que la apoya un banco y una constructora que no aparecen por ninguna parte. Y es un amigo de Lim, que vive allí, que yo lo conozco… Todo siempre raro Miguel, siempre raro. Te lo dije la semana pasada en una conversación privada: no es la manera de comprar una empresa, porque cuando quieres ir de verdad, lo llevas todo en secreto. Y sabías, como te dije, que te van a decir que no. Y mi pregunta entonces es otra: ¿qué es lo que buscas con esta maniobra? Tengo mi teoría, pero es sólo eso, teoría. Pero que hay una razón para todo este movimiento, eso lo tengo claro como que mañana saldrá el sol.

Pero tenemos más. Thierry Rendall renueva por el Valencia. Sí, ese chaval al que se le insultó de la manera más sucia y rastrera que he visto jamás, que aquí mucho darse palmadas en el pecho por Diakhaby (ole los bemoles del galo en Cádiz, y que luego no nos vendan milongas de la afición amarilla), y al luso le dijeron de todo, y en el tema personal, que es mucho más grave. Renueva y es como si hubiera pasado un ángel. El club filtra que Soler y Gayà, además de Lim, han dado el OK para empezar a negociar sus ampliaciones de contrato, y pasa de puntillas. Lo mismo que Guillamón, que siempre es el gran olvidado. Y es que la sensación, la asquerosa e incómoda sensación, es que si todo se cerrara, algo que sería bueno para el Valencia, habría quien se molestara, a quien no le viniera bien. ¿Estamos completamente locos y el odio nos ha cegado ya hasta ese punto? Que Lim se marche a su casa, y que no se olvide meter a Murthy en la maleta, pero por el amor de Dios, que lo que es bueno para el club no entiende de bandos, que parece que estemos bobos. Ahora ya se me puede insultar quien no piense igual, que pasa mucho últimamente, pero eso no cambia la verdad de las cosas. He repartido carnets de valencianista demasiado tiempo en mi vida, y por eso sé que quien lo hace es despreciable por un lado, y debe revisar sus valores por otro.