Justicia divina con Koeman
No se quedó tranquilo Koeman con su desastrosa gestión de 2008 cuando llevó al Valencia al borde del descenso directo a segunda. No le bastó tampoco con humillar a tres leyendas como David Albelda, Santiago Cañizares o Miguel Ángel Angulo. Ni con desprestigiar y burlarse del bueno de Joaquín. «Es un jugador de 25 millones que no vale ni 25 euros». También sacó pecho de una Copa de la que poco o nada tuvo que ver (autogestión) demostrando ser mal entrenador y peor persona. Dicho por muchos de aquel vestuario. No tuvo suficiente. El año pasado, lejos de hacer borrón y cuenta nueva, se ensañó en rueda de prensa con el Valencia. Con frialdad. Sin piedad. «En los últimos quince años han tenido muchos entrenadores y parece que es sitio complicado, a veces falta tranquilidad para trabajar tranquilamente», dijo con desprecio.
Poco años después de ser destituido del Valencia lamentó que «de no haber ido al Valencia, podría haber sido seleccionador holandés o entrenar al Barça». Ahora lo es. Como él quería. Que lo disfrute. Porque le queda poco. De nada vale que Joan Laporta lo haya ratificado. Ha igualado LaLiga como vaticinó Albelda y puede ser destituido si pierde contra el Valencia. Eso se llama justicia divina.
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