Gayà y Soler, los murciélagos del escudo, están a dos meses y medio de entrar en la peligrosísima zona Ferran Torres, así que alerta máxima. El Valencia tiene a su favor muchas cosas, en especial la predisposición de ambos, pero con la declaración de intenciones de romper el tope salarial no va a ser suficiente. Es momento de que las palabras den paso a los hechos y eso aún está por ocurrir. Los primeros contactos han servido solo para romper el hielo y que las partes se tomen la temperatura la una a la otra. Poco más. La negociación no va a ser coser y cantar ni únicamente va a girar alrededor del tema económico. Y la palabra proyecto, además de ser muy importante, engloba también un compromiso a futuro y cabos por atar como el de posibles renoventas. Nada va a calibrar mejor el propósito de enmienda que viene mostrando Meriton que esta doble operación con tanto en juego. Presión máxima a sabiendas de que hay muchos Barcelonas, lo mismo que hubo Citys, pendientes de pescar en ese río revuelto.

Margen de mejora

La puesta en escena ha sido realmente catastrófica, pero por la reacción del vestuario parece que la espera por Javi Pereira ha valido la pena. El nuevo técnico del Levante ha cogido el toro por los cuernos y, más allá del discurso de bienvenida de Quico, sus palabras han calado. De lo más comentado entre los jugadores después del primer entrenamiento fue esta frase que dijo en el césped: “No quiero que los pases de gol los dé el portero ni los defensas”. Un cambio de concepto radical por el que empieza el electroshock. En la parcela física y en la táctica es donde más margen de mejora tiene el equipo tras la última etapa de Paco López, el que por muy bien que le vaya a Pereira continuará siendo durante mucho tiempo el mejor entrenador de la historia.