¿Qué es fuera de juego?

Si Wenger y la FIFA quieren automatizar el fuera de juego a partir de ahora, bienvenido sea, pero sin interpretaciones arbitrales y con seguridad jurídico-deportiva

Mbappé y Benzema.

Mbappé y Benzema. / EFE

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

Aparte del penalti por mano (¿o no?) en el área francesa que nos hubiera podido dar ventaja, España se queja del fuera de juego de Mbappé, que le dio la victoria a los galos en esa copa de naciones que se nos escapó por los pelos, hubo un fuera de juego que lo era pero que no se pitó...

La valoración que se hizo por el Sr. Rosetti, jefe de árbitros de la UEFA es que era fuera de juego pero que, como Eric García (al pobre le caen todas últimamente...) intentó jugar la pelota, como no podía ser menos, añado, ya que es un defensor que intentaba, por si acaso, parar al francés, ya se «eliminaba» el fuera de juego.

Esta forma de ver lo que es uno de los símbolos del fútbol, aunque es de recordar que no siempre existió, es contraria a su propio sentido, que es evitar que un futbolista se aproveche de una posición adelantada y, con ello, pueda conseguir, como lo hizo Mbappé, un gol.

El fundamento del fuera de juego es ese, que no haya ventaja al ventajista pero esa «regla» que es, ojo, interpretable, se nos volvió en contra. Pero, a raíz de eso, aunque no creo que lo hiciera de forma casi simultánea para envenenar, aún más, las relaciones entre FIFA y UEFA, el Sr. Arsène Wenger, a la cabeza de todas las novedades que el máximo organismo mundial quiere poner en marcha, dijo que hay algo para que el fuera de juego sea casi historia.

O, mejor dicho, las discusiones sobre el mismo se eviten. Así, tal y como ya está la tecnología sobre la línea de gol, que nos permite ya obviar los sinsabores de si el balón entró o no, y el VAR, con sus problemas pero que, también, ayuda a una mayor justicia, ahora está en fase de estudio casi final el «fuera de juego automatizado».

Esto será un elemento técnico que podrá, de forma inmediata detectar la situación de un jugador que esté en fuera de juego, siquiera por un dedo del pie. La posición del futbolista será indicado al juez de línea y al árbitro (uno y otro o los dos, aún no se sabe bien) para que no transcurran minutos para ver si ha existido o no posición ilegal.

Obviamente, todo parece una gran idea pero, volviendo a nuestro gol en contra de la final de la copa de naciones, si bien la maquinita en cuestión le dirá, técnicamente, que hay fuera de juego, ¿qué hay de la interpretación que debe tener el árbitro sobre si el defensor quiso o no jugar la pelota?

A mi entender, esa regla absurda debe quitarse y si hay fuera de juego, lo hay, y entonces la máquina de la verdad (futbolística) será válida. En caso contrario, estaremos abriendo otra brecha y otro problema. Si Wenger y la FIFA quieren automatizar el fuera de juego, bienvenido sea, pero sin interpretaciones y con seguridad jurídico-deportiva.

Quieren que se ponga en marcha para el mundial de Qatar de 2022, y aunque Wenger le haya llamado «ultra-secreto», el plan lo ha desvelado él mismo, lo que es extraño, y justo después del gol francés... Como digo, no quiero creer que fuera una patada en la espinilla a la UEFA, pero pareciera que la intención lo fuera.

Así que, mientras vemos si esto se pone en marcha, aunque ya hemos perdido la copa, intentamos prepararnos para este frío que ya parece entrar (aunque en nuestra tierra nunca es mucho) y sentémonos a disfrutar de una recomendación: el «Grand Hotel Europa», de Ilja Leonard Pfeijffer, que ya sé que suena raro, pero que no defraudará.