Para Peter Lim, a falta de una obligación por contrato, nunca ha sido una prioridad acabar el estadio. Y tampoco se ha preocupado hasta ahora por disimularlo. Sin embargo, salvo rotundo sorpasso con CVC, una vez que a finales de año se formalice la operación no va a quedarle otra. Aunque la película se la sabe de sobra todo el mundo, la verdad es que lo habría tenido fácil si no quería: como el Madrid y el Barcelona, que hubiese rechazado ese dinero del que no ha caído por todavía ni una gota pero que terminará lloviendo del cielo más pronto que tarde. Es cierto que tanto LaLiga como las empresas de la UTE conocen los planes del club y que hay un compromiso por escrito para que el proyecto también le llegue en breve a las instituciones. Pero a partir de ahí, con las parcelas sin vender y cada vez menos margen y recursos para rascar tiempo, lo que continúa sin estar decidido es cuándo, cuánto ni cómo. Y sí, empieza a ser hora de que todos se pongan a ello.

PREOCUPACIÓN

Empezando por el del patrocinador y acabando por el de los abonos, al Levante le ha tocado comerse un par de marrones que no son culpa suya. Sí que es responsable, en cambio, de que las cosas todavía no marchen a la espera del efecto Pereira o de que a la afición no se le pueda pedir más después del sinsabor de tantos partidos sin victorias. En otras condiciones seguro que la respuesta al emotivo acto con los héroes del liderato de hace una década habría sido más calurosa. La presencia de Koné en el Ciutat era un reclamo poderoso en el que el club hizo un esfuerzo no solo pagándole los vuelos y el alojamiento. Que se lo digan a Quico, a quien hasta no hace mucho le duraba el enfado por la vez en la que el marfileño lo dejó plantado con todo encarrilado para ficharlo en invierno. Ahora no. Es tarde para eso.