Emery, ¿héroe o villano?

Su fugaz romance con el Newcastle inglés reabre el infinito debate sobre sus capacidades como técnico

Emery, en sala de prensa

Emery, en sala de prensa / Villarreal CF

Nahuel Miranda

Nahuel Miranda

En septiembre de 2020, Daichi Kamada se convirtió en trending topic en Inglaterra. Kamada fue noticia porque acababa de renovar su contrato con el Eintracht de Frankfurt, algo que a priori interesa más bien poco a los ingleses. Sin embargo, el comunicado para anunciar el acuerdo se llenó de comentarios por parte de aficionados del Arsenal: «Daichi Kamada, Arsenal legend». A Kamada le tratan de leyenda porque un doblete suyo supuso el cese de Emery como técnico gunner.

Se suele decir del entrenador del Villarreal que tiene mejor reputación en el extranjero que en España, pero estoy convencido que simplemente es porque lo de fuera nos llega menos. Igual que existen jugadores de entrenador, esos que hacen el trabajo más alejado de los focos, Emery podría ser catalogado como uno de esos técnicos que son más «de presidentes».

Al propio Arsenal llegó tras una entrevista con la propiedad y el director general, Ivan Gazidis. Sus tres interlocutores quedaron impresionados por el de Hondarribia: apareció en la reunión con un dossier de cien páginas con un diagnóstico de los males del equipo y las soluciones que quería aportar. Así se convirtió en el sucesor del legendario Arséne Wenger. «El Arsenal podría haber fichado a cualquier técnico del mundo», decía Gazidis el día de su presentación. Y ficharon a Emery.

Por supuesto, Emery es antipopular. A su estilo, catalogado de conservador, se le suman polémicas extradeportivas como su carrerita por Mestalla con el gol de M’Bia o, la más reciente, las críticas al estilo Bordalás por algo que también se le ha reprochado a él, pero hay más. El día que le echaron del Spartak de Moscú, los periodistas presentes en la sala de prensa aplaudieron con sorna, mientras que en Francia e Inglaterra se ha caricaturizado su personaje público. Sus ruedas de prensa en la lengua local han dejado decenas de momentos únicos para la era del meme en Twitter, con ese aire de villano de película.

No sorprende que el ex del Valencia fuera el gran candidato para el nuevo rico del fútbol mundial, el Newcastle. El proyecto tiene potencial, pero el equipo está en descenso y el club no tiene ningún tipo de estructura deportiva ahora mismo pese a lo abundante de sus arcas. Nada nuevo para Emery, que no solo había aceptado la patata caliente de sustituir a Wenger tras 22 años en el cargo: se fue a Moscú a trabajar para el dueño más díscolo del fútbol ruso, el PSG pagó por él para que pudiera entrenar el banquillo más caliente del fútbol mundial y aceptó el reto del Villarreal pese al excelente post-confinamiento que hizo Javi Calleja. Sí, sus equipos pueden ser amarretes, pero a la hora de elegir destino nunca se ha guardado nada.

A algunos les gustará menos, a otros (como un servidor) les gustará más. Valoro de Emery la capacidad para sacar el máximo de proyectos muy justitos. Me gusta ver lo que opinan de él referentes de los despachos como Braulio, Monchi, Leonardo o Edu Gaspar. Y tengo la sensación de que, pese a su mal inicio liguero esta temporada, Fernando Roig tiene una opinión bastante parecida.