Opinión

Es hora de marchar

Una imagen de la anterior manifestación por las calles de la ciudad

Una imagen de la anterior manifestación por las calles de la ciudad / SD

El momento de la primera gran manifestación, el 8 de mayo, precipitó que Meriton tratase de rebajar la crispación en vísperas de la vuelta del público a Mestalla. “Entendemos vuestro descontento. Podemos y debemos hacerlo mejor”, dijo a través de un tuit en el que añadía que “seguiremos trabajando para mejorar ahora, mañana y dentro de muchos años”. Sin embargo, el momento de la segunda manifestación, este 11 de diciembre, se presume más decisivo que el de entonces. La propiedad del Valencia CF se encuentra atravesada por tres crisis (la económica, la social y la deportiva) y vive la mayor ola de protestas y hartazgo contra Peter Lim y sus empleados. Solo faltaba para avivarlo la gasolina de la impresentable burla del bailecito de Joey. Que las plataformas de oposición, como reclamó Kempes, se hayan unido es una buena noticia que obliga a posicionarse, salir a la calle y que se trate de una movilización que refleje de cara a las autoridades e instituciones del fútbol el durísimo pulso que está librándose por el Valencia CF.

DINERO

Igual que el final de la ATE no supone el de Lim, con la marcha del 11-M ocurre lo mismo. No hay que llevarse a engaño porque continúa tratándose de dinero y de momento solo Miguel Zorío, cuya estrategia es otra, ha salido a hablar de eso. Recuperar el club no es fácil ni barato pero si en algo coincidieron todos los presentes en el Bar Torino es en que no hay que esperar a que nadie venga a salvarlo sino que tiene que hacerse desde aquí. El menosprecio ha calado y la afición ha dicho basta.

NÚMEROS

No hay punto de comparación, pero la situación del Levante también es delicada y en este caso se soluciona con trapasos y en Primera. Su problema es doble. Por un lado no está para debilitar al equipo y milagros como los de Cabaco y Boateng no ocurren siempre, así que del mercado de enero solo pueden esperarse fichajes, no salidas. Y por el otro, el valor de los Campaña, Bardhi y cía salta a la vista que no es ni será el que se esperaba. Quico sabe, sin embargo, que los números que más deben preocuparle no son los de la Junta.