La espera más dulce

El domingo, como siempre, intentaré batirme a mí misma, pero sin exigirme llegar a la agonía; ante todo, practico un ‘running sostenible’, siempre tengo un Plan B

La espera más dulce.

La espera más dulce. / PILAR LÓPEZ

Pilar Lopez

Pilar Lopez

La semana del Maratón se hace larga, es difícil abstraerse, pensar en otra cosa y más si trabajas en un periódico de deportes y prácticamente todos los días te toca escribir del maratón. Los entrenamientos se reducen y tienes mucho más tiempo para pensar y para planificar hasta el más mínimo detalle. Pese a los nervios, a la incertidumbre, a las mil dudas que te asaltan, a esos dolorcitos que todos empezamos a sentir y que muchas veces son fruto de nuestras ansias por empezar a correr... pese a todo eso, es una semana emocionante Los grupos de Whatsapp de running en los que estoy bullen estos días. Todos compartiendo sus ganas de que llegue el domingo, de volver a escuchar por la megafonía ese ‘Libre’ de Nino Bravo justo antes de la salida con el que te entran ganas de comerte el mundo (espero que este año también lo pongan).

Yo tengo la gran suerte de ser una mala corredora. No tengo grandes condiciones para correr, lo sé. Mis virtudes son la constancia, la afición y unas ganas y una moral a prueba de bombas y como dice mi amiga Esther de Navajas, que ‘tengo buen chasis’, después de muchos años corriendo, nunca hasta ahora me he lesionado.

Mi página de garmin me recuerda que mi récord en maratón es 4:23, en medio maratón 2:00; en 10 K, 55:00 y en 5K, 26. Saber que mis marcas (aunque estoy superorgullosa de ellas, ¡ojo!), son modestas y haga lo que haga, seguirán siéndolas, me quita mucha presión. Intento siempre dar lo máximo, superarme a mí misma, pero sin exigirme llegar a la agonía para ello. Practico un ‘running sostenible’, no quiero que sea un problema en mi vida, no quiero que sea un motivo de estrés, sino todo lo contrario. Siempre procuro tener un plan A, un plan B e incluso un Plan C. Este año, como siempre, mi meta será batir mi récord pero si no lo consigo sé que no será un drama. Mi prioridad es siempre acabar con una sonrisa, con buenas sensaciones. En el Medio Maratón este año iba corriendo con mi amigo Carlos y en el kilómetro 19 alguien del público nos gritó: ‘¡venga, que ya no queda nada!’ y Carlos le contestó: ‘¡No, si no quiero que se acabe!’. Eso es lo que yo quiero, llegar el domingo al kilómetro 40 y decir: ‘¡oh, qué pena, esto se acaba, quiero más!’.

Estamos ya en diciembre, ¡un mes que parecía tan lejano cuando allá por el mes de agosto empezamos con los primeros entrenamientos del Plan Maratón! Pero ya ha llegado. Atrás ha quedado un noviembre en el que el he corrido un total de 255 kilómetros que me han servido, entre otras cosas, para ganar el desafío de garmin que cada mes hago con un grupo de amigos y que consiste en contabilizar quién hace más kilómetros. 

Hoy haré el último entrenamiento antes del maratón. Es un día también especial porque sabes que cuando te vuelvas a poner las zapatillas será para perseguir un sueño, para volver a sentirte ‘libre’.