Opinión

Del Valencia, a pesar de todo

No tenemos que olvidar la esencia del aficionado ni su orgullo

Los jugadores del Valencia celebran un gol frente al Levante en el Ciutat

Los jugadores del Valencia celebran un gol frente al Levante en el Ciutat / JM López

Ser del Valencia, a pesar de todo y en los tiempos que corren, empieza a tener un mérito terrible. Y es que vivimos una época en la que se pone en duda todo, en la que tienes que justificarte por lo que piensas, por lo que dices… o por lo que no piensas y por lo que no dices. Estamos en un punto en el que no te puedes alegrar por ganar un partido en el 86’ porque eso es de ser pequeños. O hay que pedir disculpas por llevarse por delante tres partidos y pensar que el objetivo, al final del año, puede ser más grande de lo que todo el mundo tenía en mente. No tienes derecho ni a alegrarte por las cosas buenas que le pasan a tu club, siempre que no tengas permisos morales.

Porque ahora, aunque no se deba sacar ningún autobús a la calle, estamos en el mejor momento deportivo desde hace muchos meses, y hay mucha gente a la que esto le ilusiona. Pero no, ‘debemos’ estar enfadados porque el futuro será negro. Porque hay un sector que está empeñado en que Soler y Gayà no van a renovar sus contratos, en que se va a vender hasta los floreros en invierno, que no se van a reanudar las obras, que el campo va a ser de Lego, que todo va a ir mal. Seguimos identificando a Meriton con el Valencia, haciendo que parezca lo mismo, cuando realmente no tiene nada que ver. Todos lo sabemos, pero eso no ayuda a cierto relato que es el que parece que debe prevalecer por encima de todo. Y por lo visto, por encima de todos.

Olvidamos la esencia del aficionado, de ese que sacaba su orgullo el pasado lunes cuando su equipo ganaba, y bien ganado, el Derbi de la ciudad. Cuando mirábamos la tabla y pensábamos que nada es imposible, porque nadie contaba con tenernos ahí, y mira, ahí estamos, dando la guerra que no se contaba con dar. Y que eso es más importante que casi todas las cosas que ocurren en el Valencia, lo que no significa, ni por asomo, que todo lo demás no sea esencial para el presente y para el futuro. ¿De verdad tengo que enfadarme porque Ximo Puig reciba a Anil Murthy y exista la opción clara de que las obras puedan comenzar de nuevo en septiembre? Pues ya lo siento, pero que no cuenten conmigo para eso. Y me temo que con mucha gente más, tampoco. 

Quiero a Lim fuera de aquí tanto como el que lo grita todos los días o levanta carteles amarillos en cada minuto 19 en Mestalla. Pero eso no me ciega, porque el Valencia es más importante que tener razón, porque el hecho de que gane mi equipo sigue siendo la gasolina que muchos necesitamos cada día. Porque cuando ves a valencianistas cantando gol a pulmón abierto, y sintiendo orgullo, no piensas en quién manda, sino en quiénes somos y en quiénes queremos ser. Porque ser del Valencia es algo enorme, es brutal, es descarnado, es maravilloso. Aunque ahora mismo parezca tan difícil y nos pueda llegar a costar tanto. 

Por cierto, tened feliz Navidad, y cuidaos mucho. Y que os toque la lotería o la salud, lo que sea más importante.