Opinión

Enfado monumental

Si el consenso no funciona es que no es para todos. El club tiene que cumplir y que Bordalás no sea un funcionario

Atlético Baleares vs. Valencia

Atlético Baleares vs. Valencia / CATI CLADERA

Es un milagro que a Bordalás no le sangre la lengua de lo que se la muerde. Y, estando a tiempo de todo, es una pena que el Valencia lo desaproveche. El entrenador habló ayer de lo poco que le gustó el partido pero se resistió a hacerlo del mercado. Sin embargo, no pudo disimular su monumental enfado. Hay una final de Copa a tres partidos y el equipo sigue tan maniatado que su preocupación había sido no incurrir en alineación indebida con tanto chaval. Otro problema que a Lim, desde la distancia, le ha vuelto a estallar en la cara. El consenso que en teoría iba a servir para superar el pasado ha saltado por los aires. Después de los primeros temblores, fricción, desgaste y desavenencias amenazan con precipitar el enésimo terremoto. Sin embargo, ni Bordalás puede sentirse sorprendido, si acaso solo decepcionado, ni la propiedad debe tirarse piedras contra su tejado con todo fiado a un técnico con el que sabía qué iba a acabar pasando. Por un lado está la obligación de reforzarse y no repetir el error de los Cutrone, Ferro y Oliva. Y por la otra la de un Bordalás al que lógicamente le ha gustado bien poco la filtración de que se ha enrocado con Aridane pero que no puede desentenderse ahora del discurso del consenso y limitarse al papel del entrenador funcionario que él no es.

MERCADO GRANOTA

Hay algo que no acaba de cuadrar en la manera con la que el Levante se está moviendo en el mercado. La consecuencia de que la dirección general vaya por un lado y que la deportiva brille por su ausencia es que Quico, con los informes de los scouts en la mano, se haya visto en la tesitura de preguntar por una serie de jugadores con un perfil económico al que el club granota no está ahora mismo en condiciones de acceder. Son sueldos fundamentalmente de centrales de equipos Champions del todo prohibitivos que se disparan por encima de los dos millones netos. En un momento como el actual, ahora que «sí se puede», lo que está por encima de todas las cosas es sacar rendimiento a los que no están dando ni la mitad del que se esperaba de ellos. Ése es también, sin duda, el principal reto al que se enfrenta Alessio.