Opinión

El rescate de Tebas

A presidente de LaLiga hay que valorarle que hable claro y sin tapujos. Pero la afición del Valencia sabe lo que se dice

Javier Tebas, presidente de LaLiga

Javier Tebas, presidente de LaLiga / JM Lopez

Era de esperar que Tebas volviese a dar la cara por él y eso que la culpa de «no clasificarse para Champions teniendo jugadores de Champions» no es de nadie más que de Lim. Al factótum de LaLiga, el gran responsable de que el Valencia esté en disposición de acabar su estadio, hay que agradecerle que sea tan transparente cuando habla. Sin embargo, eso no debería ser óbice para que le exigiera al máximo accionista un mayor rigor en el cumplimiento de sus compromisos en beneficio del club y del fútbol español. Está bien que le valore el pago de la deuda pero la afición del Valencia, a la que se equivoca en tildarla de quejica, sabe perfectamente que la causa de disolución no es solo por la pandemia. Tebas, por cierto, sacó la cara también por Quico. Era todavía más de esperar. El presidente del Levante, en su peor momento, es uno de sus hombres de confianza y estuvo en el origen hace ahora un año de la negociación con el fondo CVC, un asunto hondo que no puede pasar desapercibido para lo bueno ni lo malo. Y es que ese tren que arrancó con los derechos de TV. Es el que ha hecho del Levante un equipo de Primera que circunstancialmente puede irse a Segunda.

REFLEXIÓN

La resignación es ya indisimulada en Orriols, donde queda un delgadísimo hilo de esperanza. En proceso de asimilar el tropiezo, el foco ha pasado del campo al palco. Sus fieles se temen la dimisión, sus críticos afilan los cuchillos y Quico, mientras tanto, sigue hablando sobre jugadores que ni vienen ni se van. No había peor escenario que un descenso virtual demasiado pronto y en esas está ahora un club obligado a tomar decisiones por el bien de todos. El germen de la crisis granota es deportivo y es por ahí por donde tiene que empezar la reconstrucción. Al presidente y su Consejo le han explotado en la cara la concatenación de fallos en esa parcela desde el pasado verano y ellos son los primeros que lo saben. Económicamente, pese al agujero, la situación no es catastrófica y el club está preparado para salir adelante. Pero no se trata de seguir vivos en Segunda sino de que habrá que volver a Primera División cuanto antes.