Opinión

Dudar de Bordalás en el Valencia es indigno

El problema real continúa siendo el mismo: la inacción absoluta de Peter Lim y de Meriton para poder hacer un club importante

José Bordalás, durante un entrenamiento en Paterna

José Bordalás, durante un entrenamiento en Paterna / JM López

Bordalás se equivoca como entrenador del Valencia, comete errores, como todos, porque no es perfecto. Pero de la misma forma que tengo claro esto, no se nos puede escapar que con los fichajes que necesita el equipo se equivocaría mucho menos, porque podría tener muchas más alternativas donde él sabe que este equipo las necesita. Y es que me dio, imagino que como a todos, mucha vergüenza ajena escucharle el pasado sábado tras lo del Metropolitano decir aquello de que «el Valencia necesita de manera urgente ayuda, pero la necesita desde el verano. Si no llega lo pasaremos mal». Se puede decir más cabreado, a gritos, con improperios, pero no podría quedar más claro lo que es necesario en este momento, y desde hace muchos meses.

Entiendo perfectamente lo que supone perder un partido como el que perdimos, y la forma, porque yo mismo perdí los papeles y empecé a darle puñetazos al sofá con el 3-2, aunque con 1-2 le dije a mi mujer y mi querido colchonero Álvaro Cuadrado, «si no marcamos el tercero, ni empatamos». En el momento que acaba, todo va por el aire, es la efervescencia de la frustración, de pegarle a todo bicho viviente con saña, sin educación y sin respeto, porque en ese instante hay como una especie de bula malentendida para hacer sangre dialéctica sin ningún tipo de freno. Pero de todas las salvajadas que se podían leer, las que no entendía eran las que iban contra el entrenador. Y repito, creo que se equivoca en alguna decisión (a cojón visto, macho seguro), pero sin tener todas las herramientas que necesita para poder hacer lo que él entiende mejor.

Un portero lesionado y otro saltándose el código de peso. Un central lesionado de larga duración y otro que cae durante el partido porque tiene que forzar. Dos laterales que vienen de largo tiempo sin actividad y que van a un partido exigente y ambos con amarilla. Un centro del campo sin más relevos que Racic y un chaval de 19 años. Soler volviendo porque no hay más. Delanteros de 30 millones de euros que salen a pasar el rato. Todo eso pasa una factura, y deberíamos tener claro, incluso los que quieren apuntar con la escopeta de la culpa al entrenador, que si todo fuera normal, Koba, Jesús Vázquez o Mosquera no tendrían que haber saltado al césped en un contexto como el que lo hicieron. Bordalás no es el mejor entrenador del mundo, eso lo sabemos todos, el primero él. Y cuando se le trajo sabíamos quién era y cómo era. Y pasado el tiempo (que yo no era especialmente fan suyo), tengo claro que es el mejor técnico que podría estar aquí en este momento para construir un proyecto deportivo de futuro. 

Pero sin fichajes, sin poder arreglar las deficiencias de una plantilla que se arrastran dos años, puede venir aquí quien queramos, que no tiene nada que hacer. Entiendo la frustración por cómo son las cosas, pero eso no justifica las animaladas que se podían leer en las redes, ni tampoco girar los cañones hacia un entrenador que tengo claro que se muerde la lengua porque todavía confía en que las cosas puedan cambiar. Su trabajo le permite exigir, y sobre todo, que todos le demos un voto de confianza con los jugadores que necesita, porque si con la plantilla cogida con pinzas somos capaces de competir, estando más reforzados, la normalidad dice que seremos mucho mejores. No lo matemos antes de hora por estar cegados por el cabreo, que eso no nos lleva a ninguna parte. Tampoco a los que puedan querer desviar la atención sobre el problema real, que sigue siendo el mismo: la inacción absoluta de Peter Lim y de Meriton para poder hacer un Valencia importante.