Pepito, esencia del fútbol

El fútbol, en tiempos de redes sociales, saca a veces la cara más triste del fútbol

Una imagen de la grada de Mestalla

Una imagen de la grada de Mestalla / JM Lopez

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El fútbol, en tiempos de redes sociales, saca a veces la cara más triste del fútbol. Debates llevados al extremo, palabras fuera de lugar y guerras que, en ocasiones, no llevan a nada. Por eso la historia de Pepito da de lleno con la esencia del fútbol. La verdadera cara y no esa que hace más ruido pero que ni mucho menos define al deporte rey. Ese abuelo que saluda a sus nietos al grito de Amunt Valencia (en este caso es el conjunto de Mestalla pero hay que extenderlo a cualquier club del mundo). Ese regalo en forma de camiseta que seguro que ninguno de sus nietos olvidará.

De hecho, todos ellos valorarán con los años todavía más ese gesto de unión y de amor por unos colores. Por una afición en común. Por esas charlas sobre Mestalla. Historias de victorias pero también de derrotas. De héroes, mitos y leyendas. Pepito se marchó el pasado 3 de enero pero dejó una herencia con un valor incalculable. Solo hay que escuchar a los suyos hablar de cómo inculcó a los ‘pequeños’ su valencianismo. Su familia le tiene muy presente y él es sin duda una de esas historias de pasión por un escudo. En este caso el del Valencia.

Lección

Cuando escuché por primera vez la historia de Pepito me acordé de ese vídeo que en 2010 se volvió viral. Abuelo y nieto disfrutando juntos en La Rosaleda, en Málaga, de una salvación en Primera gracias a la derrota del Tenerife en Mestalla y al punto contra el Real Madrid en casa.

El fútbol es ese abrazo en la victoria o en la derrota. Esa mirada al reloj esperando que llegue la hora del partido para poder disfrutar de 90 minutos, más previa y ‘post’ incluidos. A unos días para que llegue el duelo contra el Athletic de Copa del Rey, el valencianismo se prepara para vivir una noche mágica. Un día que seguro guarda más historias como la de Pepito.