Hace unos pocos veranos me pareció ver a Antonio Mateu Lahoz corriendo por la Patacona. Luego comprobé que era él, pues se hizo como unos quince largos entre la Ermita dels Peixets y el final de la Malva-rosa por la orilla del mar, donde más cansa, siempre comprobando sus pulsaciones. Con él iba su inseparable escudero Pau Cebrián, que también sale en el «Informe+: Mateu Lahoz, detrás del árbitro» que estrenó el jueves #Vamos, un documental que deberían poner todas las escuelas de fútbol del país.

Mateu Lahoz, Tonyo, está muy alejado de aquel trencilla fondón de mis inicios como espectador-aficionado, que además por un motivo u otro siempre era el protagonista del encuentro. La mayoría eran muy malos, la verdad. Con el tiempo, los colegiados han ido mejorando tanto en forma física, como en conocimiento en la aplicación de las reglas. Pero el VAR ha servido para aliviarles de la presión de antaño.

Pese al VAR, hay árbitros de todo tipo y seguramente Lahoz es el mejor. Su manera pedagógica de dirigir los partidos deriva de su vocación como maestro de escuela. Llama a los futbolistas por su nombre, los conoce muy bien porque los estudia a conciencia, como el gran profesional que es. Sabe quién está atravesando una situación personal o profesional complicada y nunca menosprecia a los jugadores.

La humildad del que imparte justicia, en este caso futbolística, resulta trascendental para el respeto a las normas de juego. En ese sentido, tengo que recordar como la figura del árbitro en rugby o ‘l’Home Bo’ en el trinquet son fundamentales. En los encuentros del partido con balón ovalado solo está permitido que el capitán se dirija al árbitro y siempre de usted. Mientras que la pilota la decisión de ‘l’Home Bo’ es incuestionable. 

En el rugby, el árbitro consulta al VAR (se denomina video-ref o TMO), pero no es el VAR el que le dice lo que tiene que pitar. Además, la revisión del TMO se hace frente al público, donde el colegiado principal ve las repeticiones con los dos auxiliares. L’Home Bo en pilota es la persona que todo el mundo reconoce como imparcial, justa y sin ningún partidismo; vamos lo que se considera una persona honrada.

Cada día parece más complicado encontrar esa integridad en el mundo del fútbol. Por eso la figura de Mateu Lahoz se erige por encima de muchas veleidades domésticas. Y se convierte en la figura valenciana más importante del fútbol europeo. Profeta en su tierra, y en su pueblo Algímia d’Alfara que hace tres años le rindió un homenaje poniendo su nombre al polideportivo municipal, reconocimiento de lo queda constancia en la placa con este texto: «El poble d’Algímia al seu veí més internacional, ‘Tonyo’ Mateu Lahoz».