La demostración de fidelidad del valencianismo está a prueba de Lim y de Tebas. Siempre fue así, la verdad, de los gestores anteriores y de los que vengan. Importa poco quien dirija el club, mientras no moleste en exceso, porque nadie se pone el nombre del presidente en la camiseta. Tampoco el del entrenador, por supuesto. La gloria solo está reservada para los futbolistas. Tras el torpe despropósito de las entradas para la final de Sevilla, todos los focos se centran en los Soler, Guedes, Gayà y compañía. 

Mientras tanto Tebas, que tuvo un papel estelar de embajador plenipotenciario de Lim, hizo ayer otra vez de portavoz de Meriton para avalar el proyecto de Nou Mestalla, ese que tiene menos localidades que el vetusto santuario. Cuando LaLiga hace suyo el plan de Murthy, de paso apremia al Consell para que haga la vista gorda con el ATE. Todo en (des)orden.

Hace casi tres años, la afición blanquinegra tomó Sevilla. Las tracas resonaban en Los Remedios en señal de alegría por volver a una final. Un preludio soleado junto al Guadalquivir que terminó en un celebrado festival inesperado, para qué vamos a engañarnos. Fue entonces cuando se pensó que la octava iba a ser el trampolín definitivo para estar donde el club merece, pero las cosas han ido a peor. 

Sin embargo, tras el continuado engaño de reforzar mejor el equipo para que sea más competitivo, de hacer un estadio nuevo y otros incumplimientos que vendrán, el espíritu de la caravana a Sevilla significa un esfuerzo supremo contra el desaliento de Lim y Tebas.

No me gustó nada el partido ante el Cádiz. Creo además que fue uno de los peores planteamientos de la era Bordalás. Quedan tres pruebas más antes de La Cartuja, y espero que el técnico de Mestalla afine un poco más. No se seguirá con la defensa inicial de cinco, pero ante la falta de centrocampistas puros, parece una idea poco acertada. Además, habíamos visto a Guillamón jugar muy bien de central con la selección, y la castaña de planteamiento ante el conjunto gaditano certificó que por delante de la defensa sigue sin prestar su mejor rendimiento.

La desubicación de Guillamón provoca que Soler tenga que realizar funciones defensivas, cuando su papel es justo lo contrario. Así que ante el Rayo el lunes, y luego ante Osasuna y Villarreal, Bordalás dispone de tiempo suficiente para un ensayo general para la final de la Copa. El resto está en manos de ese irreductible pueblo de Mestalla que se crece más ante los retos difíciles.