Opinión

Los detalles importan

La derrota en la final de Copa confirma hasta qué punto es falso que en el fútbol importa solo el resultado

Gayà y sus lágrimas en La Cartuja ya son historia del valencianismo

Gayà y sus lágrimas en La Cartuja ya son historia del valencianismo / Francisco Calabuig

Hay detalles que retratan perfectamente los porqués de la situación que se vive en el Valencia CF y que al mismo tiempo, ya sin objetivos esta temporada, ayudan a anticipar posibles consecuencias. Entre esos detalles está, por ejemplo, la ausencia de Murthy en el post-partido, una cena en un salón para 300 personas a la que acudieron familiares y amigos para quitarse el sofoco y que son ocasiones de esas que unen. Se sabe que el Betis no despedirá a Pellegrini ni regalará a Fekir y Borja Iglesias al Sevilla, pero es un auténtico misterio qué hará Lim. Hay otros detalles, en cambio, que son producto el azar y no sirven para explicar la decepción. Igual que Yunus no es el culpable de la derrota tampoco lo es Hernández Hernández, ni siquiera aunque fuese el árbitro quien decidió que la tanda se lanzara en el fondo verdiblanco. Hasta ese momento la afición del Valencia había ganado por goleada el partido, lo que demuestra hasta qué punto es falso que en el fútbol lo único que cuenta es el resultado. 

Sentimiento

El valencianismo, al que se acusa de haber empezado a desertar de Mestalla sin analizar los motivos, continúa deseoso de identificarse con todo aquello que no le proporciona actualmente el club pero sí algunos de sus jugadores, principalmente los de la casa y aquellos que se comportan como si hubiesen nacido en ella. Ocurre algo parecido también con el entrenador, alguien que a fin de cuentas une más que separa, alguien al que es ventajista preguntarle ahora si ha valido la pena fiarlo todo a la Copa y alguien también, todo sea dicho, a quien medir con sus virtudes y defectos más allá de haberse quedado a un penalti de levantar la Copa. Ayer, con el autobús preparado, las calles de València habrían sido un hervidero, pero aun así el día después de la afición tras una noche complicada estuvo marcado por el orgullo y la ausencia de cualquier reproche. Los hubo, por eso son increíbles, que incluso se agolparon a la entrada de la terminal del aeropuerto o en la verja de Paterna. No fueron muchos, cierto, pero sí suficientes para confirmar que el Valencia, como dijo don Arturo, será lo que los valencianistas quieran.