Opinión

Una afición auténtica y de Primera División

Es una evidencia que la masa social del Levante UD ha estado muy por encima del resto de los estamentos del club

La grada del Ciutat de València

La grada del Ciutat de València / Francisco Calabuig

Nueva bala, y esperemos que no sea la última, la que tiene hoy el Levante. El Ciutat espera alargar algo más un desenlace que parece totalmente decidido pero aún no confirmado. El punto de Mestalla fue insuficiente. En un Derbi con más picante del que hubiera precisado el bando granota, el cuadro de Alessio Lisci hizo merecimientos para ganar pero le faltó colmillo. En las cuentas se marcaba como reto conseguir 13 de los últimos 15 puntos que quedaban antes de visitar al Valencia. No salir con el triunfo del estadio del vecino obliga a un pleno absoluto, hecho que por cierto no asegura ni mucho menos una salvación que quedó sin apenas visos de prosperar después de una primera vuelta que superó lo nefasto.

Visto lo visto, y a expensas de ese milagro, lo que me queda claro es que lo mejor de esta temporada ha sido la afición. Desgraciadamente el apoyo de la grada ayuda pero no sirve para conseguir un objetivo y ojalá que ese empuje o entusiasmo hubiera tenido continuidad desde el terreno de juego y los despachos, pero es una evidencia que la masa social del Levante ha estado muy por encima del resto de estamentos del club.

En un año como el vivido, la desconexión era un riesgo que hasta hubiera sido lógico. El acumular tantos partidos sin ganar, el ser testigo de decisiones difícilmente entendibles, el asumir que no todos remaban por la causa, son demasiados malos tragos para hacer ese esfuerzo por animar y estar partido tras partido en la grada. No ha sido así, y no lo ha sido, porque aunque todavía perdure esa leyenda urbana de que el seguidor granota no es de pura cepa, es algo inaceptable e inculto. Atribuir que el aficionado del Levante tiene un segundo equipo como Barcelona o Real Madrid, es no conocer lo que este club significa para su gente. Es una expresión banal, y que ya ni tan siquiera duele o molesta, cae en la ignorancia absoluta ya que muestra un desconocimiento de una masa social de un club centenario.

El seguidor del Levante ha madurado y lo ha hecho quizás a un ritmo mayor que el propio club. Lejos han quedado esas gradas medio desiertas del anterior Nou Estadi. El asentamiento en Primera División del equipo estos años ha permitido adoctrinar a una masa social que además ha rebajado su edad gracias a las positivas campañas hechas por el club, en las que las niñas y los niños han sido los protagonistas.

Los recibimientos multitudinarios, pese a las últimas trabas, los desplazamientos con el equipo en situaciones adversas o las muchas iniciativas que se han puesto en marcha por parte de la Delegación de Peñas y demás plataformas son un claro ejemplo de que el aficionado del Levante late con fuerza y que ante una etapa, esperemos que breve en el segundo escalón, no debe decaer.

Como cualquier club de fútbol, el Levante se debe a su gente y está en deuda. Estoy convencido que hoy el Ciutat volverá a rugir y animar, porque al final los sentimientos no entienden de otra cosa, y el apego por un escudo hace olvidar los negativos reflejos que nos ha dejado este curso deportivo. El Levante tendrá que cuidar a su gente. Quico Catalán pidió el apoyo en un momento duro y no debe tener quejas, tampoco los futbolistas. Aquellos que se sientan señalados, ya saben lo que hay. 

Ahora, lo que toca es superar a la Real Sociedad. El ‘Sí se puede’ debe volver a ser coreado. Ante la adversidad, unión, compromiso y fortaleza. Nunca habrá que lamentar que no se intentó hasta que se pudo. La gente del Levante lo sabe, faltaría más.