Opinión

El precio que tiene subir a la Bordaleta

Bordalás carga contra un relato que le dio igual… hasta que los resultados empezaron a jugarle en contra

Una imagen de archivo de José Bordalás en Paterna

Una imagen de archivo de José Bordalás en Paterna / Francisco Calabuig

«Todos en este país apoyan al Liverpool… los medios de comunicación y todo el mundo porque el Liverpool tiene una historia increíble en las competiciones europeas. No en Premier League, porque han ganado una en 30 años», afirmaba Pep Guardiola en rueda de prensa este lunes. Tiene una nueva Premier casi en la vitrina tras este fin de semana, pero al de Santpedor le preocupaba el relato de la carrera por la liga inglesa. El Liverpool, vivo todavía en las cuatro competiciones y con tres finales por delante, pinchó contra el Tottenham tras un partido rácano, en palabras de Jürgen Klopp. Su rival tan solo tuvo el 36% de la posesión y se pasó buena parte del partido despejando balones desde su propia área. «No me gusta ese estilo de juego, pero eso es mi problema personal. No entreno a mis equipos para que jueguen así, el Atlético de Madrid lo hace por ejemplo». La hemeroteca es bastante dura con los entrenadores, y es normal. Decenas de ruedas de prensa al año, la mayoría en momentos de tensión. Todos tienen una queja razonable y todos tienen patinazos lógicos. A todos se les ha sacado de contexto alguna vez.

Esa es la única explicación a las teorías conspiranoicas. Cuando los resultados no acompañan, me genera cierta ternura ver pasar entrenadores por las salas de prensa afirmando con el corazón en la mano que nunca hablan de los árbitros para contradecirse al primer penalti polémico en contra. Entiendo la frustración y entiendo la voluntad de condicionar a los árbitros para que actúen a favor de uno, pero creer que unos señores en Las Rozas quieren hacer que tu equipo pierda por algún beneficio secreto roza lo cómico.

Si entiendo, en cambio, lo que duelen los prejuicios y la dificultad de deshacerse de ellos. A Mourinho lo tacharon de defensivo y ganó la liga más goleadora de la historia. A Emery le acusaron de no saber competir en las copas y es el entrenador con más eliminatorias ganadas en Europa en el último lustro. Ellos pudieron levantar esa losa, porque al final la historia la escriben los ganadores, y a veces ni eso. Siempre se ha hablado más del Bordalás villano y marrullero, de los Paulista o Damián Suárez de turno perdiendo tiempo y provocando al rival, que del Bordalás que eliminó al Ajax en su estadio con Deyverson y Jaime Mata de delanteros. Mediáticamente, mola mucho el personaje de Bordalás. Es el villano al frente del equipo bronco y copero. No creo que haya una mala intención detrás, solo es parte del espectáculo. 

Al propio Bordalás le ha beneficiado ese relato muchas veces, por ejemplo para llegar a un Valencia que desde el minuto 1 le sentía como un entrenador ideal para Mestalla. El abonado podía identificar con facilidad al alicantino en la escuela de los Cúper, Ranieri o Benítez. El propio Bordalás sabe que sus equipos en muchas ocasiones han dado motivos de sobra para que se hable de antifútbol en sus ruedas de prensa. Pepe lleva casi 30 años en los banquillos y 15 en la élite del fútbol español, pero parece justo ahora que el Valencia tiene poco que pelear mientras los demás se reparten las posiciones de privilegio tras una temporada frustrante en todos los frentes. La Bordaleta fue bronca y copera… hasta que los resultados le jugaron en contra.