Opinión

Hay que hacer algo

El plan no puede volver a ser que no haya plan o uno que ya se ha demostrado bien a las claras que no funciona

Bordalás y Luis Blanco se saludan en el RCDE Stadium

Bordalás y Luis Blanco se saludan en el RCDE Stadium / EFE

A la temporada le queda un partido y ni es el de la última jornada ante el Celta ni va a jugarse en Mestalla. Será efectivamente fuera del estadio, en la calle, como cuando la primera manifestación de hace un año. Vuelve a ser el turno del valencianismo. Es en los aficionados y en sus movilizaciones donde sigue estando el futuro. Un futuro en el que no se puede dar por bueno que siga habiendo más de lo mismo, sobre todo después de tres años cada vez más hundidos en la zona Meriton. Además del sinsentido de que la planificación continúe en el aire en un momento en el que no hay nada a lo que esperar, el desgaste en la relación con Bordalás y los evidentes síntomas de agotamiento obligan a poner el dedo en la llaga. Y esa llaga no es otra que Lim y su deriva hacia la nada.

Todo el mundo pierde con su gestión, incluido él mismo, que volverá a dejarse el próximo junio dinero a espuertas. Un agujero pese a al que, aun así, mantiene al Valencia a merced de la marea. Culpa, entre otros, de un Anil manifiestamente incapaz de darle rumbo. El plan no puede volver a pasar por la ausencia de una cabeza visible y sin mando en plaza en la parcela deportiva. No puede hacerse dejando al míster de perfil. Y no puede ser reduciendo otra vez drásticamente el presupuesto y la inversión. No es plan que los planes pasen por esto ni por un portavoz nuevo al que se encargue el milagro de convertir en masticable lo que es imposible que nadie se trague. Ni el proyecto deportivo ni el del estadio, sobre el que todos los tiros apuntan a que se terminará en los juzgados y en el que está por ver cómo afectan los últimos cambios en el Consell.

Vía rápida

Conduce a poco enumerar todos los errores que ha cometido el Levante porque son muchos y gordos y están más que detectados. Son los que han empujado a que un proyecto de Primera dé con sus huesos en Segunda, de donde tiene que salir en un año. De lo contrario, lo que hoy es un problema será un problemón. Es el momento de que el mensaje de Quico sea creíble y de que Felipe siga ejerciendo de puertas hacia adentro y también afuera. A ver ese proyecto.