Opinión

Anil acierta el diagnóstico

El presidente del Valencia demuestra saber qué le pasa a su club, pero erra terriblemente en la solución

El presidente del conjunto valencianista

El presidente del conjunto valencianista

Si uno no ha visto más de un par de partidos del murciélago en las últimas temporadas, puede llegar a comprar el discurso de Anil Murthy. Acertaba Rafa Marín al resumir los audios del presidente como la demostración de «el Valencia que hay». Y en reflejar esa realidad, el presidente del Valencia acierta de lleno. Los malabares de Villarreal o Sevilla para no perder dinero pese al éxito deportivo, los errores de las anteriores gestiones que aún hoy ponen en riesgo la viabilidad del club o el desplome de los ingresos durante las dos largas temporadas posteriores al inicio de la pandemia. En el contexto de los cinco empresarios queriendo saber por qué el Valencia arrastra el escudo allá por donde va, Anil saca una larga retahíla de excusas ciertas, pero que no justifican por qué la comparativa hace dos años era con el Sevilla y el Atlético del Madrid y el presupuesto que se viene va a ser más parecido al del decimocuarto de LaLiga.

En ese «es lo que hay», la cabeza visible de Meriton intenta defender por qué se ha quedado solo en su barco si tan maravilloso es. Afirma que los directores deportivos son «expertos en gastar el dinero de los demás», que tres cuartos de lo mismo pasa con los entrenadores y que ambos lo hacen porque quieren rendimiento inmediato para eternizarse en el cargo. Como si él no se dedicara a gestionar el dinero de su jefe. Como si Meriton no pudiera elegir dar tranquilidad a un proyecto para que pueda funcionar a largo plazo. En la misma cena acaba hablando de Monchi como referente de lo que debería ser un club, síntoma de que no sabe realmente lo que hace. Centra los problemas del club en el dinero, como si no hubiera equipos con menos dinero que el Valencia paseándose por Europa.

¿Cuál es el proyecto de Meriton? Es lo único que no han filtrado los audios de Anil, seguramente porque no exista. En una mezcla de ignorancia y falta de asesoramiento, el presidente del Valencia afirma sin sonrojarse que su proyecto busca ser «como el del Salzburgo», un club patrocinado por Red Bull que ha logrado captar a las mayores mentes de los despachos y banquillos en centroeuropa para crear el modelo de juego que ahora predomina en Europa. Un Salzburgo al que no le tiembla la mano para pagar auténticas millonadas por futbolistas que ni siquiera son mayores de edad antes de darles salida, con Haaland o Mané como casos más famosos y Adeyemi como ejemplo más reciente. 

Todos coincidimos en que el Valencia ha gastado por encima de sus posibilidades o que vivió una década en una burbuja irreal. Creo que muchos estaríamos dispuestos a ver un Valencia mediocre si ello conllevara una inversión en Paterna a la altura de la idea que imagina Anil. Pero hablar de proyectos mientras rajas del entrenador en la misma cena es un duro autorretrato de un presidente sin carisma ni conocimiento. La palabra de Anil, por el fondo y por venir de quien viene, dejó de valer algo hace mucho. Murthy, en definitiva, acierta el diagnóstico pero es incapaz de traer soluciones a las mil excusas que tiene en la cabeza. El pasado mes de abril cumplió cinco años como presidente del Valencia… y todavía no sabe por dónde le viene el viento.