Opinión

De Morales, Roger y Pepelu

El esfuerzo del club debe ser mayúsculo porque lo merecen tanto jugadores como afición, después llegarán las decisiones personales

Roger y Morales, pareja letal desde hace una década

Roger y Morales, pareja letal desde hace una década / JM López

Esta noche se pondrá el cierre a una temporada. 90 minutos en Vallecas que deben significar la cuenta atrás para la vuelta, porque el Levante debe estar ya metido en ese cronómetro.

Sin nada en juego sobre el césped salvo el honor, ahora empieza el partido en los despachos con un nombre propio que tiene en sus manos el devenir del club, Felipe Miñambres. Aunque cuando llegó su discurso avivó la lucha por la supervivencia, conociendo su trayectoria y su forma de trabajar la previsión ha formado parte de la hoja de ruta trazada desde el aterrizaje en Orriols.

En sus manos tiene la compleja tarea de sacar algo más de 10 millones de euros antes del próximo 30 de junio. No es fácil. El descenso del equipo ha conllevado una pérdida de caché en toda la plantilla y tocará actualizar intereses por jugadores con los que hay que abrir la puerta de salida ya sea por el primordial interés económico y porque no decirlo, por refrescar un vestuario que necesita regenerarse para tomar impulso.

Hay curiosidad por ver esos movimientos pero a nadie se le escapa que futbolistas como Bardhi, Aitor, Vezo o Campaña están entre los candidatos, sin olvidar a algunos `tapados´ que seguro irán emergiendo.

En esa ecuación el aficionado granota tiene algunos nombres como intangibles y ahí es donde Miñambres debe focalizar su esfuerzo. Roger, Morales y Pepelu. 

Los dos primeros conforman ahora mismo la esencia del Levante actual. Son los dos jugadores que ejercen de pegamento ante el riesgo de desapego que esta campaña ha aflorado por los decadentes resultados deportivos y la crispación social marcada por unas decisiones que han marcado espacio entre el Consejo y una gran parte de la afición granota. 

En un contexto en el que el Levante va tener que peregrinar, esperemos que solo por un año, a la categoría de plata, es entendible que lleguen propuestas por ellos y que los jugadores se lo tengan que pensar. Hablamos de dos futbolistas con un calado grande a nivel emocional y que estoy convencido que siempre van a priorizar el escuchar el proyecto del Levante, pero existe ese resquicio a la duda ya que están en una edad deportiva de madurez en la que un tren con vagón preferente puede que pase por última vez. No imagino un Levante sin ninguno de los dos, porque ellos deben liderar la vuelta a Primera. El esfuerzo del club debe ser mayúsculo porque lo merecen tanto jugadores como afición. Después llegarán las decisiones personales pero esa sociedad que se fundió en un abrazo tras el choque ante el Alavés no debe ser un adiós. Debe ser la imagen del proyecto en el que haya que sustentarse. 

Con Pepelu el planteamiento cambia. Inmerso en una proyección acelerada, el centrocampista pasó de estar fuera en verano y de ser protagonista indirecto del lío entre Paco López y el club, a formar parte ahora mismo del grupo de los iconos en Orriols. Los cánticos desde la grada para su continuidad han confirmado que se está a la búsqueda de nuevos referentes, y Pepelu es uno de ellos. Con una propuesta encima de la mesa desde hace tiempo, el haber hecho precisamente tarde esa oferta con el dianense ha conllevado este dilema y duda sobre un futuro del que el jugador es dueño. Me gustaría que siguiera, pero en el caso de que no fuera así, dolería por no haber hecho las cosas bien en su momento y que sobre todo porque su imagen pudiera ensuciarse como se ha dado en otros casos que no vale la pena recordar y que el levantinismo ya sabe. 

Por cierto no quiero concluir sin destacar la gestión del Valencia Basket con el fichaje de Alba Torrens. Codiciada desde hace mucho, este 2022 ha sido el año para su llegada. Contrastada y con un palmarés ostentoso, el salto de calidad que va a otorgar al equipo es incuestionable. La conquista al título ha comenzado y la primera victoria se ha conseguido en mayo. Al tiempo.

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