Opinión

Soler y Gayà son patrimonio del Valencia y el Valencia está por encima de todo

Lo que no puede suceder de ninguna forma es que alguno de ellos se marche gratis: eso sería una bofetada sin precedentes

Soler y Gayà

Soler y Gayà / Francisco Calabuig

Quien pueda pensar que le voy a dar ni medio palo a José Luis Gayà y Carlos Soler, pase lo que pase con su futuro, se equivoca de plano. Meriton sigue sin ser quien me paga la nómina, y oye, que continúo pensando por mí mismo sin que nadie me diga cómo tengo que hacerlo. Un día nos daremos cuenta de las barbaridades que estamos cometiendo entre todos los que componemos el entorno de este santo club, y sólo espero que no sea tarde, porque el precio que se pagaría sería altísimo y, aunque mucha gente no tendrá culpa de ello, va a salpicar a todos. No me quiero desviar del tema, aunque, igual, lo vuelvo a hacer. 

Carlos Soler y José Luis Gayà son emblemas y patrimonio del Valencia. Les ha tocado ser los lideres de un vestuario en el que se fueron, se vendieron o se echó a los jugadores más importantes y, aun así, estuvieron muy cerca de hacernos campeones de la Copa del Rey. Durante dos años el Valencia, en gran medida, ha sido Soler y Gayà. Durante dos años muy complicados, muy feos y muy desagradables han sido los mejores, se han consolidado en la selección (aunque Jose no esté ahora) y sólo han sumado, en todos los sentidos. Yo quiero que renueven, por encima de todo, y por cuestiones que van más allá de una mera cuestión deportiva. Acaban contrato en un año, el 30 de junio de 2023. Se ha hablado mucho de ofertas, contraofertas, condiciones, dinero, proyecto… Por experiencia propia, tengo claro que la verdad de las cosas sólo la conocen los que participan en ellas de forma activa. Y que los de fuera nos enteramos exclusivamente de lo que quieran contar los que están dentro. Y que esas verdades siempre son verdades parciales, nunca completas.

Y que todos tienen razón; porque, si yo fuera Promosport o los Toldrá, intentaría que mi representado apurase el contrato y saliera gratis en unos meses, puesto que una prima de fichaje sería mejor para mí y mi jugador. Eso es ser buen agente; que esto no va de ser un buen samaritano. Y luego está el Valencia, de Meriton o de quien sea, que, aunque haya dejado que se lo coma el tiempo y ahora se vea obligado a vender −como poco− a uno de los dos (el resto del dinero se ha de sacar con el traspaso de Guedes), también tiene que tener una postura clara y los tiempos, aunque ya sea tarde, marcados e inflexibles. Hay que dar una fecha, la que sea, pues la pretemporada no puede empezar sin que los dos jugadores tengan claro si siguen o si son vendidos en esta ventana de mercado. Aquí no estamos hablando de sentimientos o de pertenencia, sino de la pura realidad del negocio del fútbol. 

Y sí, hay que deshumanizarse para entenderlo, y, sobre todo, tener claro que el Valencia, mande quien mande, está por encima de todos. El club debe hacer caja por encima de 50 millones de euros, tiene un contexto deportivo más que delicado, y Soler y Gayà, se mire como se mire, son dos de sus activos más valiosos. Ojalá renovasen, pero tengo claro que eso no pasará. Difícilmente renovará uno de los dos. Pero que algo quede claro: lo que no se puede dar, lo que no puede suceder de ninguna forma, es que alguno de ellos se marche gratis, porque eso sería una enorme bofetada en toda la cara, una bofetada sin precedentes. 

No sé cómo se pueden arreglar las cosas llegados a este punto porque, encima, y especialmente en el caso de Soler, las ofertas no superan los 20 millones de euros. Pero, o se deja el asunto arreglado ya, o todo se va a ensuciar, como pedí que no pasara hace un año por estas fechas.

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