Opinión

Responsabilidad frente a populismo

Responsabilidad frente a populismo

Responsabilidad frente a populismo

Semana de banquillos. En diferentes circunstancias, estos últimos días han servido para conocer por fin los inquilinos que llevarán los designios en el Ciutat y La Fonteta. Las contrataciones de Nafti y Mumbrú no han sido las más populares, lo que enaltece el poder de confianza de cada club en sus responsables. Cronológicamente hablando, Nafti fue el primero en llegar. Con más alternativas encima de la mesa, era Vicente Moreno quizás el entrenador que más podía gustar al seguidor granota. Valenciano y con un gran rendimiento en Mallorca y Espanyol, el de Massanassa cumplía las expectativas de rellenar poco a poco el vaso de la ilusión levantinista. Pero por diferentes circunstancias no se consumó su fichaje. 

El otro deseado era Alessio. Miñambres tenía una patata relativamente caliente con el italiano. El italiano se ganó a la grada por méritos propios y quizás mereció otras formas. Se trataba de un hombre de club y ese ofrecimiento que desveló el director deportivo hace unas semanas y que estaba enmarcado en otras tareas era una declaración de intenciones que el tiempo ha ratificado. Es lógico no quiera seguir. Su experiencia en el banquillo, aunque no tuvo el desenlace soñado, le ha valido para hacerse un nombre en el escaparate de los entrenadores. El Levante no debe cerrarle nunca la puerta ni Lisci debe hacerlo a la inversa, las dos partes se merecen otra oportunidad en otro contexto y momento. Ahora hay que ir a muerte con Nafti. Sin el cartel de otros, al nuevo entrenador nadie le ha regalado nada. Con un currículum poco brillante, Nafti confirmó en la entrevista a este periódico de hace unos días que ni mucho menos le da vértigo el reto de dirigir a un equipo que tiene que subir sí o sí la próxima temporada. Pasional de carácter, planea un bloque intenso, duro y difícil de batir. Su gran misión será la de desterrar la impronta de ser un bloque de Primera para ponerse el traje de Segunda y pelear en el barro. Con humildad y trabajo, va a tener los mimbres para devolver al Levante donde merece.

MUMBRÚ

En La Fonteta pocos días después, Mumbrú fue anunciado como principal cabeza visible del primer equipo. El técnico catalán ganó su particular casting a Pedro Martínez, que ocupaba también la primera plaza de deseos en el seguidor taronja. Sin desmerecer al que hizo que el Valencia Basket tocará su techo con la liga del 2017, Mumbrú casa mucho más con la idea y el proyecto del club. Un plan de presente y futuro que necesita un líder que también crezca, a la vez además de venir avalado por una línea ascendente. 

Su papel en Bilbao ha sido muy notorio, lo que unido a sus ganas e ilusión deben impulsar a un Valencia Basket que además ha recibido esa invitación merecida por parte de la Euroliga y que lleva a un tren del que no hay que bajarse. 

Quiero cerrar ya la página de Peñarroya. Pese a ser idolatrado toda la campaña, su adiós ha sido áspero y falto de tacto. Le ha faltado esa mano izquierda para haber mostrado elegancia a una afición que lo respetó en lo bueno y en lo malo. No fue claro con el entorno, dando largas sobre su futuro, y trasladando la responsabilidad y culpa al club cuando él ya sabía que iba a hacer muchos meses atrás. Un punto y final arisco.

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