Opinión

Tienen que pedir perdón y además que sea de verdad

Sean Bai durante la presentación de Gennaro Gattuso

Sean Bai durante la presentación de Gennaro Gattuso / Francisco Calabuig

Sean Bai, el nuevo director general de Peter Lim en el Valencia CF, ha organizado este lunes un café para presentarse a los medios de comunicación en Mestalla. Todo normal, sin nada de extraordinario, salvo por la particularidad de que de la convocatoria (la auténtica noticia) no se ha excluido esta vez a nadie. Otro gesto, que sigue sin ser más que eso, en la línea de los anunciados en el comunicado oficial del pasado 30 de mayo. Tender una mano, como con las instituciones y l’Agrupació, después de innumerables faltas de respeto. Sin embargo, lo cortés no quita lo valiente: una cosa es aceptar la invitación y otra tragarse el discurso. 

CAMBIOS

El Valencia CF necesita una catarsis profunda o preferiblemente que Lim venda sus acciones, pero en este momento no se está produciendo ni una cosa ni la otra. Tanto el mensaje como la gestión son una catástrofe y ya no de cara a los medios y a las instituciones. La prioridad, al menos la nuestra, son los aficionados y así va a ser siempre. No importa si nos invitan o excluyen de estas reuniones y los Media Days. Tampoco si los comisarios del expresidente Murthy nos animan a subirnos a una grúa para asistir a la inauguración (ojalá) del Nuevo Mestalla. Este periódico que los abogados de Meriton tildan en sus escritos de «panfleto» acepta el café pero jamás lo hará a costa de faltar a su obligación. Por eso ayer, faltaría más, estuvimos en Jarafuel dando voz a los valencianistas críticos con Meriton y preocupados por el futuro sin Soler, Gayà y Guedes.

Más allá del daño causado por el expresidente, Sean tiene que saber que la política de división y sectarismo ha sido y es del todo indigna, tanto como la desvergüenza de cualquier converso clamando ahora misericordia. El director general no puede exigir ni esperar olvido, aún menos sin demostrar un espíritu de redención y sin tener en cuenta que el culpable de todo está perfectamente identificado en la figura del máximo accionista. Sí que puede y debe, en cambio, pedir perdón y a partir de ahí tratar de entender que el Valencia CF será siempre una cosa y el ‘dueño’ otra.

Exigencia

Este último es el camino que hemos elegido y del que no nos desviamos. Nos parece bien que se abran las redes sociales, que se restablezca el trato con las peñas y que desde los canales oficiales no se insulte a nadie. Pero no por ello pasamos por alto el desastre de todos estos años. Ni tampoco nos vamos a contentar con simples fuegos de artificio. Ojalá la situación se reconduzca y que en Singapur, aunque lo dudamos, demuestren que son realmente sensibles a las distintas opiniones y actitudes periodísticas, especialmente en un momento tan clave y crítico como el actual. Vaya por delante, así pues, que continuaremos siendo exigentes y demostrando el mismo compromiso con el que a través de los audios, a base de asumir riesgos y con la carne en el asador, pusimos nuestro grano de arena en el adiós del peor presidente de la historia. Solo así será posible llegar a puntos de encuentro o en pos de una salida digna para Lim.

El oficio de periodista no puede limitarse al de interactuar en las redes sociales ni ser portavoz de nadie. Este trabajo es cada vez más difícil porque se pierde el contacto, porque la información cuesta mucho gestionarla, porque sobra propaganda y porque el día a día favorece la opinión y que se especule. Sin embargo, quien lea SUPER continuará teniendo la garantía, nos inviten o no a cafés, de que sabrá aquello que alguien preferiría que nunca se supiese.

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