Superdeporte

Superdeporte

Juan de Dios Crespo

Otra ronda

Uno de los puntos más conflictivos del Mundial es, y va a ser, el alcohol y su venta

Imagen de la afición del Chelsea festejando en las calles SD

El Mundial de Qatar está ya a vuelta de la esquina y se están ultimando los detalles del mismo. Y no, no se trata de los estadios, que están acabados, ni los hoteles, ya preparados, o los aeropuertos, de última generación, sino de un problema que está dando muchos quebraderos de cabeza.

Y es que uno de los puntos más conflictivos es y va a ser, ya lo sufriremos, el alcohol y su venta. La película que da título al artículo, la danesa ‘Druk’, denominada aquí ‘Otra ronda’, va de unos profesores de instituto que intentan mejorar sus clases con un poco de alcohol diario, hasta que se desmanda en exceso. Es una tragicomedia, pero que recomiendo.

A los qataríes y a la FIFA les está costando encontrar un acuerdo puntual para la venta de alcohol durante el Mundial. Así, ya existen hoteles y algunos bares y restaurantes en los que se vende alcohol de todo tipo y eso no va a cambiar, porque el emirato es de lo más abierto del mundo musulmán, en ese sentido.

Pero, ¿qué pasa con las hordas de aficionados, tanto al fútbol como a las bebidas fuertes, que van a estar durante casi un mes en Doha? Pues se está viendo cómo hilar fino para que no haya borracheras, como las de ‘Druk’. Parece, porque aún no se ha establecido la reglamentación, que no se podrá vender alcohol en los estadios, con lo que se intenta que no haya espectáculos televisivo-etílicos.

Otro punto será entonces, ¿dónde vender alcohol, fuera de hoteles y bares-restaurante autorizados? Pues parece ser que se podrá estar en las fan-zones de los alrededores de los estadios, donde antes y después de los partidos se podría comprar y beber alcohol, sobre todo cerveza, que es la bebida de la que se habla. ¿Quid de los que nos gusta el vino y el champagne?

Pero, si lo que se intenta es que no haya ebrios y beodos durante los partidos, mal empezamos vendiendo antes y en las cercanías… Los ingleses, galeses y australianos, solo por nombrar unos cuantos, suelen ser amantes viscerales de la cerveza y no les va a impedir entrar algo achispados, si les dejan beber antes. El problema que existe es el de la legislación qatarí, que tendrá que reformarse, siquiera por el tiempo mundialista y eso es lo que está dando más quebraderos de cabeza a los organizadores.

Jawlat ‘ukhraa, es cómo se dice, al parecer, ‘otra ronda’ en árabe, con lo que puede ser la expresión más repetida en este fin de año 2022, allá en Doha. Sin embargo, nada se ha acordado todavía y me temo que va a ser el punto neurálgico más complejo de definir, porque se junta las ganas de hacer un mundial irrepetible, con la religión y con una afición a la que le gusta sazonar sus minutos de juego con un buen trago de cerveza.

Mucho me temo que no van a ser fáciles negociaciones y a más de uno de esos hinchas se les va a requisar, a la entrada de los estadios, esos mini botellines que están en las neveras de las habitaciones de hotel. Me recuerda el mundial de Alemania de 2006, cuando empleados (incluidos abogados) de FIFA, les quitaban las camisetas con logos contrarios a los patrocinadores y les daban otros que sí eran amigos… se produjeron colas enormes y, ahora, pueden repetirse, a la búsqueda del botellín hotelero…

Mientras, y ya que vamos de alcohol, recomiendo un delicioso libro de relatos de Philippe Delerm, el autor francés, llamado ‘El primero trago de cerveza y otros placeres minúsculos’. Vale la pena, eso sí, con un botellín en la mano. Disfruten y tengan cuidado con la séptima ola…

Compartir el artículo

stats