Opinión

El momento de Millán Jiménez

Con más o menos protagonismo siempre estuvo ahí el curso pasado y respondió

Millán Jiménez

Millán Jiménez

Queda un mundo. Ese es el sentir del aficionado al baloncesto y acotando algo más, el del seguidor Valencia Basket que no ve a su equipo jugar desde el pasado 30 de mayo. Con un verano que todavía se encuentra en su apogeo, el seguidor taronja ha sido testigo directo de esos movimientos más o menos esperados que se han ido dando en la plantilla. Salidas y llegadas que se encuentran aún lejos de colmar o no las expectativas de cada uno, porque eso se valorará cuando lleguen los resultados.

La salida en forma de cesión Dimitrijevic a Unics Kazan vuelve a activar la posibilidad de incorporar a un jugador exterior. Fichado a fuego lento, el macedonio llegó el pasado verano con la fama de ser un jugador con un gran talento pero también acompañado por una fama de díscolo y de un carácter un tanto peculiar. Desde fuera ya eran conocidas sus desavenencias con Carles Duran en Badalona y con Peñarroya también fueron evidentes sus choques al ser el jugador al que menos errores se le permitían. Su desacierto le penalizaba de manera irremediable al banquillo. El hoy técnico del Baskonia tenía muy claro el hecho de atar en corto a un base que muchas veces olvidaba el axioma de que el baloncesto es un juego de equipo y de que no tenía tantos galones como para jugarse siempre los tiros decisivos.

En cualquier caso no negaré que es un jugador que me gusta y que posee esos detalles de calidad que hacen de Neno, un jugador distinto en lo bueno y en lo malo. Mumbrú no escondió en su presentación que habían dudas sobre el jugador. Faltaba por resolver si al final habría un traspaso o una salida temporal como la que se ha dado y que debe tomarse como la más positiva para todos. La decisión entraña ciertos riesgos ya que con la lesión de Hermannsson, el equipo arrancará el curso en el puesto de base con Jones y Van Rossom. Con la Euroliga de vuelta, tener un efectivo menos conlleva cruzar los dedos para no tener ninguna incoveniente. Ferrando, aparece como alternativa y falta por ver si aderezado o no con un puntal exterior que pueda ofrecer un mercado no excesivamente prolífico. El fichar por fichar está marcado como una línea roja que nunca se va a traspasar.

Quizás la solución está en casa y tiene el nombre propio de Millán Jiménez. Líder indiscutible del filial, su reciento éxito con la Selección junto a Guillem Ferrando, unido al rendimiento que exhibió la pasada campaña, le hacen ser merecedor de tener la oportunidad de ganarse a Álex Mumbrú. Su desembarco la pasada campaña llegó por las interminables lesiones que padeció el equipo. Con más o menos protagonismo, Millán siempre estuvo ahí y respondió.

Su madurez es latente y falta por ver qué es lo que realmente se quiere hacer con él. El interés de clubes ACB por el jugador riojano confirma que ya está considerado como un jugador con perfil de Liga Endesa. A priori, Millán merece tener la oportunidad de luchar por ser un activo más en el primer equipo y de confirmar que l´Alqueria es territorio fértil. Tener minutos será costoso, pero nadie ha dicho que vaya a ser fácil. Activar una salida también puede ser positivo, eligiendo bien el destino. Con paciencia y sin regalo alguno, Millán Jiménez, admirador de la figura del malogrado Petrovic o de Ricky Rubio, nunca ha escondido que llegó a València para alcanzar el primer equipo cuando dejó La Rioja con 16 años. Una vez lo ha probado quiere asentarse y no le podemos culpar por ello, todo lo contrario. A decidir toca.

Suscríbete para seguir leyendo