Opinión

¿Cambia Cavani el techo del Valencia?

El uruguayo se ha cansado de marcar allá donde ha ido y no hay razones para pensar que dejará de hacerlo en su llegada a Mestalla

Cavani llega a Manises

Cavani llega a Manises / JM López

A riesgo de pecar de hipócrita, frenemos la ilusión un segundo. Cuesta decir esto siendo compatriota de Edinson, futbolista que me ha tenido media vida soñando en celeste. Hubo un día, cuando Cavani era más joven que unos cuantos de los que nos juntamos sobre estas líneas, en que la entonces promesa del fútbol mundial compartió 12 horas de vuelo con Blanquita. El trayecto Montevideo-Madrid se hace más corto cuando al lado tienes al nueve de futuro de tu país, sobre todo cuando en la maleta de mano llevas dos camisetas de Uruguay para tus ahijados. Aquella camiseta firmada por El Matador preside mi cuarto desde entonces. Aquel autógrafo vale más por la anécdota que por la firma. Cavani pasó el trámite de ponerle sello a la camiseta y sufrió con la humildad que le caracteriza la curiosidad de mi madrina por saber más y más sobre su vida. Es complicado bajar la pelota al suelo, aterrizar la noticia y pensar fríamente qué significa un Valencia con Cavani desde esta tribuna.

En primer lugar, hablamos de uno de los mejores futbolistas de su generación. No una generación pasada, sino tan vigente como la de los Benzema, Messi, Aspas o Luis Suárez, por citar unos cuantos. Cavani suma a un expediente sin mácula en lo futbolístico una salud envidiable en el apartado de las lesiones. Quienes le conocen de cerca hablan de un profesional intachable y un hombre sencillo. Tiene un oficio, el de marcar goles, y vive por él. Quien se esfuerza por recordar que aterriza en Valencia tras marcar solo dos goles la temporada pasada en Manchester suele pasar por alto tres datos no menos importantes: sus 17 tantos de la campaña anterior en Old Trafford -marcar goles en este United debería contar doble, pero no entraremos ahí-, sus 432 presas en sus 16 años como profesional y la voluntad del propio Manchester United por seguir junto a un futbolista que desembarcó este lunes en Manises para cumplir su sueño de jugar en LaLiga Santander.

A riesgo de ponerle mucho corazón en este alegato que pretende salir desde la cabeza, a quien les escribe le parece muy improbable que Cavani no mejore mucho a este Valencia despojado de gol y de estrellas. Ha marcado goles toda la vida, en cualquier liga o campeonato que le hayan puesto delante y no existen muchos argumentos más allá de la edad para pensar que dejará de hacerlo en el corto plazo. Con galones para ser la estrella, cuesta mucho verle comportándose con los aires prepotentes de una. No ya de cara al espectador, que tampoco, sino en la infinidad de vestuarios volcánicos que le ha tocado vivir. Hizo mejor a la Uruguay de Forlán y Suárez jugando en la banda derecha, hizo lo propio con Ibrahimovic en el PSG y corrió todo lo que un CR7 dos años más veterano no quiso correr vestido de Red Devil.

La duda, si acaso, es el propio Valencia. La ilusión es desbordante y cuesta pensar que no se traduzca en un impulso positivo para los de Gattuso. Pero el Valencia debe poner algo más en la mezcla si quiere recortar sensiblemente los 22 puntos que le alejaron de la Champions la pasada temporada o los 14 que le apartaron de la Europa League. Con Cavani jugando de blanquinegre, el Valencia parece más Valencia y los milagros parecen menos imposibles.

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