Opinión

Un entuerto menos

Pese al final feliz con Gayà, el tema de fondo real en el debate sobre Soler está en que se repita el mismo patrón

Gayà, durante el Portugal vs Spain

Gayà, durante el Portugal vs Spain / HUGO DELGADO

La sincera sonrisa de Gayà, protagonista de varias portadas en vísperas del partido en Portugal, fue premonitoria. Tras la luz verde a su renovación desde Singapur, un entuerto de demasiados años, el capitán del Valencia plantó la bandera en la Roja. Uno de los billetes para el Mundial ya es suyo, con lo que definitivamente ha pasado página al trance de haberlo visto en peligro. En clave blanquinegra, su cara es la más amable del último periodo de selecciones. Dos semanas en las que, a falta del fútbol de clubes, el debate ha girado alrededor de la lealtad de canteranos como él o Guillamón y en detrimento de un Soler convertido en el nuevo Ferran. La entrevista exclusiva del ahora futbolista del PSG sigue en el candelero. Y lo que le queda. A sabiendas de que tenía poco que ganar con el acto de responsabilidad de ofrecer su versión sobre lo ocurrido, la realidad de que el club ha salido airoso en el dominio del relato no se discute. El acto de liberación de Soler, sin embargo, le permite mirar adelante sin pudor por lo que ha dejado atrás en un Valencia en el que continúa siendo cuando menos curioso que se dé normalidad a lo que no lo es. Que tanto una parte como la otra estaban condenadas a entenderse para lo bueno y lo malo, y que las cosas se podrían haber hecho mejor desde aquellos audios en los que Murthy amenazaba con matarlo en la prensa, es una realidad de la que está claro quién ha salido peor parado. Pero para incongruencia, la de no reparar en un patrón que se repite, el que tiene que ver con carencias en la planificación por las que se ha llegado tarde con dos de los internacionales del partido clave.  

Proyecto groguet

Con la inercia de la última Champions y la obligación de dar el callo esta temporada en LaLiga, la apuesta del Villarreal por la continuidad de Emery habla precisamente de un plan deportivo con las bases sólidas y por encima de vaivenes en los resultados. Conseguir que la parte deportiva y la económica vayan en paralelo es el gran éxito en la gestión de un club fútbol. El matrimonio entre el club y el entrenador de Hondarribia no da síntomas de agotamiento.

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