La paciencia y el amor incondicional de Hugo
Tenía motivos para enfadarse, pero lejos de explotar, tuvo una paciencia infinita para esperar, no levantar la voz por respeto al club y anteponer su deseo de quedarse en casa
Hugo Guillamón no solo tiene sangre fría dentro del campo. También en la vida. Siempre lo demostró. También en su largo y accidentado proceso de renovación. El club no se lo puso fácil. Paralizó su renovación a las puertas de la final de Copa cuando desde València ya se había dado la orden de redactar los contratos.
Hugo tuvo motivos para enfadarse, pero lejos de explotar, tuvo una paciencia infinita para esperar, para no levantar la voz por respeto al club y para anteponer su deseo de quedarse en casa a cualquier otra tentación. Ni el Athletic ni nadie ha sido capaz de cambiar su opinión.
La prioridad de Hugo siempre fue el Valencia. Como cuando lo mandaron al banquillo del filial en 2019. O como en el verano de 2020 cuando llegó a junio sin contrato. O como en la pretemporada de Javi Gracia cuando planeaba la sombra de su cesión. Para Hugo, el escudo siempre fue lo primero. Lo mismo que le pasa a Gayà. El capitán tiene que ser el siguiente. Ellos son la bandera. Ellos son el Valencia.
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