Opinión

Objetivo número uno

Rino se suma a la realidad de los últimos técnicos al referirse a la permanencia como objetivo

Gattuso, observando a sus jugadores durante un entrenamiento

Gattuso, observando a sus jugadores durante un entrenamiento / Francisco Calabuig

Vísperas de la jornada 8 y Gattuso declarando que lo primero son los 40 puntos... Por mucho que sea con la boca pequeña o para curarse en salud, otro entrenador del Valencia y van unos cuantos que de manera consecutiva se refieren a la permanencia como objetivo. A partir de ahí, y con la necesidad de encontrar la regularidad y mejorar prestaciones a domicilio, la visita a Pamplona hay que leerla en clave de moral y confianza.

Con el empate in extremis en Cornellà se arregló el estropicio de no perder un partido que se debió ganar por las oportunidades de la primera parte. Pero el ‘golazo’ de Cömert no servirá para nada si en El Sadar se repiten los defectos que condenaron a la derrota en Vallecas, el peor partido de la temporada. El recado para los veteranos, menos llamativo que el de los 20 euros de experiencia en el supermercado, ayuda también a entender el momento de un equipo que necesariamente va a tener que ir de menos a más.

Con el Mundial a la vuelta de la esquina, el partido de esta noche más los que vienen detrás tienen que servir también para acabar de definir a un equipo cuya personalidad e identidad están claras pero no qué va a ser más allá de los 40 puntos de la salvación. 

Vecchio Mestalla

Rino no es el único al que le encanta la magia de uno de los recintos históricos de Europa. Sin embargo, el debate sobre su continuidad es tan romántico como estéril. El futuro, tanto el económico como el social, pasa por la Avenida de las Cortes y un recinto moderno y a la altura tanto del club como de la ciudad. Hasta que se acaben las obras, que algún día se acabarán pero todavía no se sabe cuándo, Mestalla tiene que ser un fortín.

Pero lo que no puede ser es un argumento para poner paños calientes y desviar la atención de lo que sigue encima de la mesa. Mucho menos aún en un momento en el que más que nunca está en juego que se vea una luz al final del túnel.

Paso adelante

El Levante UD no está de brazos cruzados con la Copa del 37. El proceso no para. Más lento de lo que podía haber sido, de eso no hay duda... Pero también más seguro.  

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