El fútbol-tronco

Mundial, ¿qué Mundial? La vida sería mejor con el fútbol-tronco. No me dejéis solo

Piqué, homenajeado en su despedida del Camp Nou

Piqué, homenajeado en su despedida del Camp Nou / Toni Albir

Enrique Ballester

Enrique Ballester

La verdad es que hay algo en Piqué que hace que me caiga bien, pero no comprendo exactamente qué. Quizá seamos las dos personas más diferentes del mundo. Quizá salgamos uno junto al otro en un diccionario de antónimos. Se podría decir que ni siquiera pertenecemos a la misma especie. Él es alto y yo no. Él es un triunfador y yo aquí estoy. Él es guapo y yo soy yo. Él tiene iniciativa e ímpetu vital y yo pienso todos los días en sobrevivir hasta la jubilación. Él era un niño rubio e iluminado y yo moreno y ramplón. Él es sociable y con don de gentes y yo pasaría la vida solo en un rincón. Él es del Barça y yo del Castellón. Él es el quaterback que sale con la jefa de las animadoras y yo soy el nerd amigo de McLovin. Él es un hombre de éxito y yo un ‘sí pero no’. Él adora ser el protagonista y yo intento que me pierdan de vista. Él es un campeón histórico y yo mejor lo dejo aquí, que tampoco es plan de caer en una depresión.

A quién se le ocurre compararse con Piqué. La mayoría sois como yo, eso al menos lo sabéis. O no.

Si existiera algún tipo de coherencia vital, quiero decir, Piqué me debería caer fatal, y yo debería negar sus méritos futbolísticos acumulando agravios y prejuicios, reales o imaginarios, pero no. Quizá Piqué me cae bien porque intuyo que es el tipo de persona capaz de verle la gracia al fútbol-tronco, de incluso financiarlo. Llevo unas semanas pensando demasiado en el fútbol-tronco. Tarde o temprano tenía que caer una columna sobre el fútbol-tronco.

Está pasando que mi mujer me habla y yo no me entero y no contesto, e igual mi mujer me observa serio y concentrado, me observa y aprecia claramente que estoy con la mente en otro lado, y se imagina que ya no la quiero y que estoy pensando en otra, pero en realidad estoy pensando en el fútbol-tronco. Intuyo que ya estaréis pensando qué es eso del fútbol-tronco. El fútbol-tronco es la evolución natural del fútbol actual donde al entrar al área ya es más rentable buscar la mano del rival en lugar de chutar a gol. Contra esa tiranía antinatural del VAR, al fútbol-tronco se jugaría con los brazos atados al tronco, con una cuerda, de ahí el origen del nombre del fútbol-tronco. No habría penaltis por mano y eso que salimos ganando, por tanto.

Sería muy divertido el fútbol-tronco, lo tengo casi todo estudiado. Los jugadores deberían llevar chichoneras para no abrirse la cabeza en cada partido. Primero haríamos pruebas con youtubers, por si alguno se queda medio tonto jugando al fútbol-tronco. Cada noche pienso también qué futbolistas serían buenísimos en el fútbol-tronco. Haaland, por ejemplo, sería buenísimo en el fútbol-tronco. Se lanzaría a rematar los centros como un hombre bala gigantesco. Sería un espectáculo digno de ver el fútbol-tronco. Mariano el del Madrid sería mucho más valorado en caso de jugar al fútbol-tronco. Otros futbolistas cambiarían de apodo con el fútbol-tronco. Dembelé ya no sería el mosquito porque no tendría alas: Dembelé sería la anguila Dembelé. Los regateadores serían escurridizos y sinuosos en el fútbol-tronco. Crecería la importancia de la carga hombro con hombro. El tío que se tumba detrás de la barrera no se podría levantar luego en el fútbol-tronco. Reptar sería un valor muy a tener en cuenta en el fútbol-tronco.

Mundial, ¿qué Mundial? La vida sería mejor con el fútbol-tronco. No me dejéis solo.

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