Se declara el estado de optimismo

La llegada de la selección española a Catar

La llegada de la selección española a Catar / RFEF

Gauden Villas

Gauden Villas

Da comienzo un Mundial extraño. En este no habrá días largos de junio, paella en la terraza ni camiseta de la Roja pegada a la espalda por el sudor veraniego. Tampoco muchas ganas de mirar el calendario y ver cuándo te cuadran las fechas y el dinero para ir a ver un par de partidos de la selección porque ¿a quién demonios le apetece ir a Qatar? De repente, además, todo Dios se ha metido a activista político y humanitario. Hace cuatro años, en Rusia, nadie dijo ni pío. Acudían todos en tropel a hacerse la foto con Putin, que recibía sin camiseta montado en su corcel siberiano. La gente es de un coherente que fulmina.

Los que ahora claman por los derechos laborales o sexuales en Medio Oriente callaron cuando Blatter, Villar y los demás le regalaron el Mundial a los jeques. Todos al desierto,con un par. Por las habitaciones del hotel de la FIFA corrían fajos de billetes, Chateau Lafite, Beluga Imperial y señoritas en Victoria´s Secret. Y también algún que otro efebo en Calvin Klein con tableta bien afilada. Para que luego digan que fútbol y LGBTI no se llevan bien. El pucherazo fue escandaloso. Los únicos que intentaron investigar fueron los ingleses. Porque son el último reducto del buen periodismo y por el viejo clientelismo anglosajón. Los americanos, candidatos también, intentaron levantar la mano pero FIFA les calló la boca con el Mundial de 2026. Shakira no dijo nada, siguió cantando el waka-waka y jurando, como todas, que Piqué sería para siempre. Tampoco Bellerín, que ahora abjura de Qatar pero parece poco dispuesto a manifestarse sobre los derechos laborales de los niños que fabrican en Bangladesh por tres euros al día las botas de fútbol que le envía su marca patrocinadora. Si cada cual hablara de lo que sabe, al mundo le iría mucho mejor. Habría más silencio.

Dicen que en este Mundial no hay favoritos, pero eso no es cierto. En una encuesta en el Daily Mail solo salen tres nombres: Brasil, Francia y Argentina. Lo que demuestra que los ingleses inventaron el fútbol pero no han sabido qué hacer con él. Ni puñetera idea. A España no le reconocen ni la condición de posible sorpresa. Insisten con Bélgica, cuyo entrenador pedía el otro día el Balón de Oro para Courtois, como si viviera en otro planeta. La condición de mera comparsa va mejor con nuestro carácter. Y aquí nadie renuncia a nada. Valencia es el epítome del país. Los había que con Gattuso y cuatro cañas se veían en Champions. Queda proclamado, pues, el estado de optimismo. Ni las hermanitas de la caridad que acompañan a Laporte conseguirán bajarnos de ahí. En Luis Enrique confiamos.

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