Dolor y no de tobillo

Conforme pasan las horas se hace más complicado asimilar la exclusión de Gayà por una lesión tan leve

Luis Enrique abraza a Gayà

Luis Enrique abraza a Gayà / SD

Rafa Marín

Rafa Marín

El balón aún no ha echado a rodar pero el Mundial ya ha empezado con mal pie. Y es que después de lo de Gayà es imposible ver las cosas con los mismos ojos. Hay que continuar apoyando a España y desear que la andadura por Catar sea la mejor posible, pero el sacrificio del capitán del Valencia CF marca un antes y un después con la selección de Luis Enrique. El de Pedreguer pisó ayer Paterna para tratarse del esguince levísimo que lo ha dejado compuesto y sin Mundial. Y lo hizo, como un señor, levantando el pulgar hacia arriba. De la lesión está OK. Pero de ánimo evidentemente KO.

La decisión del seleccionador con uno de los capos del vestuario no hay por dónde cogerla. Y eso que el desenlace se vio venir desde que habló después de Jordania. Primero fueron los cuatro partidos de sanción y la (no) respuesta del TAD. Y ahora esta injusticia histórica con un futbolista que, literalmente, llegó a partirse la cara por el hombre que ahora lo ha dejado en la estacada. Más allá de conspiraciones, hay indicios de sobra para pensar que tanto en lo primero como en lo segundo habría sido distinto si su club de origen hubiese sido otro. La superficialidad del esguince es tal que habría llegado seguro al segundo partido y apurando posiblemente también al primero. Aunque el reglamento de la FIFA dice que «solo podrá reemplazarse a un jugador en caso de lesión grave», el propio Lucho admitió en su streaming que esta no lo era demasiado. De una forma más chapucera no podría haber salido. 

Derbi de homenaje

Que Mestalla, el Ciutat o La Cerámica abran sus puertas al fútbol femenino no debería ser noticia. Sin embargo, después de demasiadas idas y venidas más el efecto de la pandemia, lo sigue siendo. En vísperas de la inauguración del Mundial más raro de la historia, Valencia y Levante disputaron un Derbi que sirvió de homenaje a la memoria de Dolores Escamilla. Como bien escribió Joan Carles Martí, una pionera que cuando el deporte femenino era un desierto ya estaba «con el pico y la pala». Por muchas más ‘Lolas’.  

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