La verdad de Llorente

Lleva razón cuando dice que la situación dramática es culpa de Aurelio y Amadeo Salvo

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VLC SPD / German Caballero

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Me alegra coincidir, de nuevo, con el mejor gestor de la historia del Valencia. Su primera larga etapa coincidió con las dos finales de Champions, las dos Ligas y la UEFA. Nadie puede exhibir un currículum similar. Y lleva razón Manuel Llorente cuando afirma que la culpa de la dramática situación actual no es de Meriton, sino de Aurelio Martínez y Amadeo Salvo, así como del resto de patronos que votaron la venta del club a Peter Lim. Y lo sabe bien, porque Lay Hoon Chan hizo lo imposible para provocar una reunión con él, entonces ya con el máximo mando en Mestalla, para hacer una primera oferta de compra, que ni Llorente, ni el banco, ni tampoco la Generalitat -la que más apremiaba para vender-, consideraron la propuesta por motivos financieros, societarios y deportivos. El cónsul de la ahora presidenta ya fue entonces Jorge Mendes. Donde queda demostrada la urgencia del agente por disponer de un equipo nodriza.

Además, Llorente pone el dedo en la llaga cuando afirma que el Atlético ha pasado al Valencia como sociedad deportiva y equipo de fútbol, y sabe cómo nadie como de pirotécnica es la afición valencianista, ahora más necesitada que nunca de alguna alegría, por eso hace la ola a la mínima. No hay que tener eso en cuenta porque es como una vacuna emocional que reconoce, sin saberlo, lo mal que estamos. Sí, es hacerse trampas al solitario, pero el fútbol todavía es un escape cívico y festivo donde las riñas de terceros no se aceptan. Para eso ya están el trabajo y la familia.

Precisamente por esa razón se está haciendo muy largo el Mundial que acaba de empezar para cualquier valencianista. Primero por lo de Gayà y luego por ver a Ferran y Soler participando en la goleada a Costa Rica. El de Foios demostró su poca cabeza en la última visita con el Barça, porque cerrarse puertas en la vida es poco recomendable, pero encima se embrocó con los de casa. Soler, hay que reconocerlo, estuvo más elegante al dedicar el triunfo al capitán, lo que lleva a la conclusión que el valencianismo de ahora jugador del PSG es más sincero. 

Aunque lo mejor del 7-0 ha sido como ha sentado de mal entre el madridismo mediático, que parece que van más con Francia, Croacia o Alemania, porque como ha demostrado Florentino Pérez con su proyecto de la Superliga, su único sentimiento balompédico se mide en millones de euros. Así que Luis Enrique, que nunca me ha provocado ningún sentimiento, ni a favor, ni en contra, ha despertado mi interés. Pero su atrevimiento le pasará factura, porque la caída duele mucho cuanto más alto estás. Y lo están esperando con artillería pesada.

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