Solo hay una verdad

Las obras del estadio siguen paradas y sin visos de que se reanuden. Nadie sabe todavía cómo hacerlo

Imagen de la visita a las obras de este lunes

Imagen de la visita a las obras de este lunes / LAZARO DE LA PENA

Rafa Marín

Rafa Marín

Verdad solo hay una y es que las obras del estadio continúan paradas. Y lo peor es que no hay ningún viso de que a plazo corto vayan a dejar de estarlo. La hierba sigue creciendo en el esqueleto de cemento que visitó este lunes el hijo de Lim, al que habrá que agradecer por cierto la reapertura de las Juntas. Hace un año que se habló de septiembre como fecha para ponerse en marcha. Otra promesa incumplida en esta historia interminable. Un sainete del que no se vislumbra el final y en el que lo único en lo que coinciden todas las partes es en la necesidad de acabarlo. El problema es que a estas alturas aún no se sepa cómo. La candidatura para el Mundial 2030, tal y como se veía venir, tampoco ha sido un elemento diferenciador. Y la bronca puede con todo. Layhoon, que tiró el lunes de metralleta, se excedió y mucho en su declaración de guerra al asegurar que el Valencia no sabía nada del convenio. Y aunque hay que reconocer que el club sí respondió, también hay que dejar claro que no lo hizo exactamente a lo que se le preguntaba sino que se limitó a pedir mayor concreción. Sandra Gómez, firme como siempre en su empeño, volvió a plantarse y sin que le temblara el pulso enseñó la documentación que desmonta la teoría de que Urbanismo estaba mirando para otro lado o bloqueando las licencias después de la caducidad de la ATE. No hay nada que reprochar en lo que se está solicitando porque es totalmente justo para un barrio de la ciudad en el que todavía sigue faltando un Polideportivo.

Más reuniones

La imagen de la comitiva del Valencia entrevistándose a solas con Ribó minutos después de la rueda de prensa de la vicealcaldesa tampoco invita a pensar en que la solución esté próxima ni a que el camino más corto sea ése. Lo mismo que tampoco aportan nada nuevo las palabras del alcalde, que no cometió el error de pillarse los dedos pero que sí que volvió a contemporizar su mensaje. Más allá de la presencia de Kiat en clave de compromiso por parte de su padre, fue muy poco lo que se sacó en claro de ese cónclave. Porque hace tiempo que lo que se necesita son hechos y no palabras. 

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