¿Se acabó?

Lo que parecía una victoria mediática ha quedado en nada

Florentino Perez y Joan Laporta junto a Jaume Roures.

Florentino Perez y Joan Laporta junto a Jaume Roures. / Europa Press

Juan de Dios Crespo

Juan de Dios Crespo

Estos días de Mundial, con la final ya a la vista, y con las Navidades apropiándose de la calle y de la sociedad, no parecían propicios para hablar de derecho deportivo, pero, como sabemos, el Abogado General (AG) del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), el pasado día 15 de diciembre, envió su dictamen, casualmente el mismo día en que, hace veintisiete años, otro AG decidió sobre el caso Bosman, sobre el tan llevado y traído asunto de la Superliga europea, que enfrenta a algunos (ya pocos) clubes a la UEFA, y de rebote a la FIFA.

Por eso, no me falta material para el presente artículo, porque lo que parecía, y así se estaba diciendo en todos los foros, deportivos y jurídicos, una próxima revolución, mayor que la de Bosman. Pero, la mascletá que creíamos iba a ponernos a todos en pie y con la piel de gallina no ha sido sino un mini estallido, como una pólvora mojada.

Aquí, recordemos para los profanos, aunque mucho se ha escrito y hablado estos días, que lo que el Abogado General ha entregado son sus conclusiones, y una recomendación al TJUE. La propuesta se basa en sus propios estudios del caso y, obviamente, en las seis preguntas prejudiciales que se le hizo desde el Juzgado de lo Mercantil 17 de Madrid.

Cuando un juzgado de un país de la Unión realiza esas preguntas es porque quiere conocer el alcance que tendría su sentencia respecto del Derecho Comunitario y, si se me permite la expresión, «no meter la pata». Es una llamada de ayuda. Así lo ha hecho el Abogado General y ha dictaminado, en términos generales, porque no puedo extenderme en demasía en asuntos muy legales, que lo que pretendía la Superliga, que la UEFA y la FIFA eran los malos de la película que no les dejaban jugar, no es así.

Porque el AG es claro, en lo que ya había previsto en algún otro artículo: sí, la Superliga puede crearse y nadie lo ha de impedir, pero, también los órganos superiores en la pirámide del deporte (UEFA y FIFA, sobre todo la primera, que es la que se ocupa de los asuntos europeos) podrían solicitar determinados criterios para aprobar una nueva competición de nivel continental y, en su caso, sancionar a quienes no siguieran esos criterios.

Recordemos que, en junio de este año, la UEFA creó unas reglas, de las que ya hablamos, para la aprobación por la misma de «competiciones europeas de clubes», que exige, por ejemplo, que haya un componente deportivo para su participación. Solo con esto ya se acaba la Superliga, porque ésta tenía y tiene como base el que sus miembros lo sean por hecho no deportivos, sino por pertenecer a la misma (los 12 iniciales de los que quedan los tres últimos de Filipinas, Real Madrid, Barcelona y Juventus) y, con algún «invitado», que tampoco lo sería por méritos competicionales.

Así las cosas, si bien no tiene el TJUE la obligación de seguir la «propuesta» del AG, lo habitual es que lo haga y, una vez hecho, esa decisión del tribunal será la que reciba el de lo Mercantil de Madrid, que, si pidió árnica legal a Europa, debería seguir esos mismos pasos, aunque tampoco está totalmente obligado a hacer. Por eso mi título se pregunta si ya hay mate o no. De momento, no, solo un jaque, pero parece poco atrevido decir que, en buena lógica, a la Superliga le quedan pocas fichas en el tablero para poder conseguir una victoria. ¿Quizá un empate? Eso sería sentarse con la UEFA, para pactar algo diferente…

Pero, lo que es interesante es que lo que parecía una victoria mediática, la lucha de unos clubes contra la gran UEFA, se ha quedado en nada. Hemos de volver al pasado y a esa presentación (sic) que hizo Florentino Pérez, que más parecía una película española de los años 60 que la puesta de largo de la mayor competición, o eso se pretendía, del mundo del fútbol.

Desde el comienzo, a mi entender, hubo poca calidad en el producto, no en sí mismo, sino en su embalaje, donde se veía poca chicha y mucha impaciencia. No hubo previsión sobre la revuelta de los hinchas ingleses, ni del poco seguimiento del resto de equipos, salvo los tres últimos, y esa falta de conocimiento o de estrategia ha llevado a esta situación. Si bien es cierto, creo, que los superligueros intentaban dar un golpe sobre la mesa, para que la UEFA se sentara a negociar, cosa que no se intentó con suficiente fuerza y que ha dado lugar a esta decisión del AG, que, casi sin duda, va a seguir el TJUE, con el consiguiente batacazo europeo.

Luego, volverá todo al tribunal español, el Juzgado de lo Mercantil 17 de Madrid que, en buena lid, al ser el reclamante de la opinión europea, debería seguir la misma y, por ende, dejar en nada la demanda de la Superliga. Pero, tampoco es eso seguro, ya que el Juzgado nacional podrá decidir seguir (lo lógico) o no, o cambiar algo lo que se le ha dicho desde arriba. Veremos… Mientras tanto, ya casi en Navidad, deseo a todos felicidad y un gran año nuevo 2023. Podemos, durante un poco de sosiego vacacional, leernos «Antonio y Cleopatra», de Coleen McCullough, intrigas a gogo… como en nuestra Superliga

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