En el Valencia no queremos a Lim, perfecto: ¿opciones?

Solamente un juez y una condena a Meriton por delitos podría cambiar las cosas

El Valencia encajó una dura derrota contra el Cádiz

El Valencia encajó una dura derrota contra el Cádiz / JM López

Toni Hernández

Toni Hernández

Cuando el Valencia pierde partidos todos nos acordamos de que queremos a Lim fuera del club. Dejaré clara mi postura al respecto, lo primero de todo. Y aunque no servirá de nada, al menos pondrá en contexto lo que pretendo decir. El tiempo de Meriton se acabó hace ya mucho, pero el proceso de transición hacia un nuevo gestor (o nuevos gestores) no será ni mucho menos breve. Para que se complete deben pasar muchas, muchas cosas. Y la inmensa mayoría de estas escapan a nuestro control. Podemos cabrearnos por ello (yo lo hago), pero eso no cambia nada. Teniendo esto claro, que sé que no se tiene, los pequeños procesos dentro de este camino son cíclicos y cambiantes. Si la cosa va bien, silencio. Si la cosa va mal, ruido de sables. Todo entendible y perfectamente razonable. Cuando el viento sopla de cara, que en los últimos años no es que haya pasado muchas veces, es como si se diera una anestesia general. Como la calma que precede a la tormenta. La sensación en esos casos es que se velan las armas esperando una ocasión que, como las cosas nunca se han hecho bien al 100% ni mucho menos, es evidente que se va a dar. Entonces pierdes dos partidos, con errores defensivos groseros y con una actuación en casa que puede ser la peor en años, y con lesionados en puestos clave que actualmente no tienen repuesto. ¿Consecuencia?, que el anterior silencio se convierte en un clamor. Sensato desde el punto de vista deportivo, porque la plantilla tiene evidentes carencias… y justo, mira por dónde, las dos bajas se dan donde más duele. El Valencia, lo sabemos bien, trasciende por mucho a lo que es meramente fútbol. Y, como esto es así, vamos y nos metemos en harina de otro costal y pretendemos tener una influencia a la que no es viable aspirar. «La única solución es que Lim se vaya». Estoy de acuerdo con una parte de la frase, pero con la otra me echo las manos a la cabeza. El Valencia necesita un inversor con ganas. Con muchas ganas. Y con un motivo. Y con dinero. Si mañana Lim se va, cosa que no va a pasar, la situación sería de caos absoluto. Lim y sus subordinados han gestionado el club a nivel deportivo como si tuvieran una venda en los ojos, pero a nivel empresarial no es que sean precisamente unos advenedizos. Por primera vez en 103 años de historia el causante de los agujeros económicos es quien pone dinero para taparlos. Por primera vez. ¿Podemos tirar a Lim? La respuesta es no. Así de sencillo. No podemos. Esto no funciona así y parece mentira que no queramos verlo. Tengo claro que ahora se me pondrá de meritoner; pero eso es como si alguien me pusiera a caldo por decir que todas las mañanas sale el sol. Dime lo que te plazca, que mañana el sol volverá a salir. Tenemos una situación muy complicada, sí. Muy complicada. Pero eso no quiere decir que aquí se pueda forzar a vender nada a nadie. Sólo un juez y una condena a Meriton por delitos cometidos podría cambiar las cosas, pero, hasta la fecha, eso no se ha dado. Y repito: estoy cabreado. Claro que lo estoy. El viernes contra el Cádiz me pasé todo el partido resoplando porque era insoportable ver qué estábamos haciendo sobre el césped. Y se me llevaban los demonios pensando en las semanas perdidas en cuanto a la llegada de fichajes. Los cuales, ahora, han pasado de ser importantes a ser imprescindibles. Pero aquí lo llevamos todo a Lim y su empresa y en eso, aunque yo sienta la misma impotencia que cualquiera, nuestro campo de acción es cero. Y tranquilos que no voy a volver a la historia del «ponlos tú». Sería estúpido. Tan estúpido como innecesario. 

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