Somos de Calleja

El cariño a Paco López no esconde que mañana en el Ciutat va a ser un rival directo

Javier Calleja

Javier Calleja / SD

Juanma Romero

Juanma Romero

Un partidazo donde los haya. El de mañana en el Ciutat es un duelo con sabor a Primera, con dos equipos que quieren recuperar su lugar perdido en la élite y que llegan apenas separados por dos puntos en la tabla.

Más allá de lo mucho que engloba el choque es inevitable no mirar hacia el banquillo visitante y hacia la figura de Paco López. El técnico valenciano volverá al Ciutat, a su Ciutat, después de su destitución la pasada campaña. Un infausto 3 de octubre de 2021 puso punto y final a la etapa de ‘SuperLópez’ al frente de la nave granota. Ese día y ante el Mallorca, el Levante concatenó su octavo partido sin ganar. La derrota por la mínima pudo ser sufragada, a medias, por un penalti que marró Morales. Ese encuentro dejó la imagen chulesca y canallesca de Maffeo, vacilando al propio Paco López, al que anticipó lo que horas después iba a confirmarse, su despido. Quizás si Morales hubiera anotado ese lanzamiento desde los once metros las cosas hubieran sido de otra forma. Puede que Paco López no hubiera sido cesado y que el Levante hubiera enderezado el rumbo. Pueden ser tantas cosas que nunca las sabremos. Con el agua al cuello, Quico Catalán optó por una de las decisiones más dolorosas que ha tenido que tomar al frente del club pero que en su momento se entendió como necesaria. En una campaña de desatinos continuos, el desenlace es de sobra conocido. Paco López tuvo la salida más indigna que merecía y mañana estará enfrente.

Aunque la grada mostró signos de asperezas hacia el entrenador de Silla en esas desconcertantes primeras jornadas de liga, el cariño que se le profesa es absoluto y no es para menos. Paco López cogió sin titubeos la batuta de su Levante en marzo de 2018. Un servidor fue testigo directo de aquella presentación. Con las lógicas dudas que podía entrañar la apuesta por un técnico sin experiencia en la élite, su discurso sincero, emocional y poco estridente me convenció, aún con alguna reserva. El triunfo en su debut en Getafe marcó un punto de inflexión que hizo del Levante un bloque atípico, capaz de plantar cara y ganar a cualquiera, excesivamente alegre en ataque, extremadamente pródigo en cometer errores defensivos, pero con una identidad muy definida y fiel al estilo de su entrenador. Superar a los grandes y quedarse fuera de una final de Copa en una prórroga hablan de la envergadura de esa época que parece lejana pero que ocurrió hace muy poco. Miles de sensaciones rondarán por la cabeza de Paco López y no es para menos porque vuelve al feudo que siente como propio y en el que se le impidió concluir una obra, que con algún vaivén, era de mucho arte.

Lo que sí es evidente es que la vuelta al presente nos marca que, pese a ese cariño a Paco López, todo nuestro aprecio y apoyo va dirigido hacia Calleja y sus futbolistas porque ellos son ahora mismo el Levante, y con ellos hay que estar para volver a rememorar esas bonanzas del pasado reciente. El rendimiento está siendo casi excelso. Esa falta de puntería continúa lastrando, aunque la solidez del bloque sigue fortaleciéndose con una idea, sí, la tan manida señal de identidad, muy clara y con el sello de autor de Javi Calleja. El levantinismo lo tiene claro. Fue de Paco López y ahora es de Calleja, sin fisuras y sin dudas. Está bien ser agradecido pero en el fútbol manda el interés propio y el apego a un escudo. Paco López, es un profesional y hoy es del Granada, la afición granota siempre con su Levante, sin dudarlo. El pragmatismo por encima de la nostalgia.

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