Espejismo en Arabia

Basta con que Lim y sus enviados a Mestalla hicieran el gesto de que el Valencia les interesa

Ilaix Moriba consuela a Cömert

Ilaix Moriba consuela a Cömert / STR

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

El Valencia es tan impredecible que cuando menos te lo esperas, como en Riad, te enchufa de nuevo alta corriente, más aún si el eterno rival está delante y se le puede hacer un roto, que de vez en cuando llega la alegría a la casa de los desesperados. El partido del miércoles en el desierto lejano de Arabia demuestra tres cosas positivas y el drama de siempre.

La primera es la competitividad de algunos jugadores que habían generado dudas, como Cömert y Cenk, la definitiva confirmación de Almeida y Lino, y el indudable compromiso de Cavani. Al uruguayo le queda fútbol, pero necesita más asistencia durante el partido, alguien que le cubra bien las espaldas y que le lleguen balones en condiciones desde las bandas para que remate su instinto goleador.

Junto con la implacable defensa ‘turca’, también quedó demostrado que Mamardashvili es una garantía bajo los palos. El arquero georgiano reúne condiciones para ser leyenda, por sus prestaciones y edad. En circunstancias normales debería tener una larga carrera en Mestalla, porque siempre que el Valencia ha tenido un guardameta con recorrido han llegado los éxitos.

El tercer síntoma de optimismo sale de Paterna. Hay cantera, debe cuidarse y potenciar. Junto con Gayà y Guillamón, el partidazo de Lato confirma que el compromiso de quienes sienten los colores se antoja preciso en tiempos de zozobra. Como Fran Pérez, que necesita más minutos, para su evolución y de paso contagiar al resto, en especial a Yunus.

Vamos a las desdichas. Todo el valencianismo sabe que jugando como en la Supercopa, el equipo no debería sufrir tanto y estar más arriba en la tabla. Y que con un mediocentro de garantías, como mínimo, incluso se podría aspirar a Europa. Qué haciendo caso a las demandas lógicas de Gattuso incluso se puede enderezar la temporada. Sería muy fácil, solo basta que Lim y sus enviados especiales a Mestalla hicieran el gesto que el Valencia les interesa, que es fichando bien en las próximas semanas. Pero siguen sin estar dispuestos.

Lo hemos visto en muchas películas. En el desierto, las capas de aire caliente tienen diferentes temperaturas, con una densidad variable. Cuando la luz atraviesa estas capas se dobla y termina reflejándose, como si las capas de aire caliente cerca del suelo se comportasen como un espejo. Y así, tenemos la impresión de que objetos que están por encima de la superficie parece que están en el suelo. Que lo de Arabia no sea un espejismo de oasis, está en que Lim suelte los euros.

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