El subidón anímico

Gattuso no se andó con tonterías y de momento ha logrado sortear un precipicio en lo anímico

Sporting de Gijón - Valencia CF

Sporting de Gijón - Valencia CF / Eloy Alonso

Rafa Marín

Rafa Marín

El Valencia vuelve a estar un año más a un partido de las semifinales, lo que confirma que la Copa es la mejor válvula de escape para las penurias de LaLiga. También el camino más corto a Europa. En Gijón se metió en los cuartos de final con la gorra, que era por otra parte lo que tocaba. Gattuso, que le tenía «miedo» al partido, no se andó con tonterías y repitió la fórmula de la Supercopa. No había otra que ganar y, con un once sin rotaciones en el que Lato repitió de titular, el Sporting se comportó como el rival de Segunda en problemas que se suponía.

Kluivert volvió a marcarse una muy buena actuación, igual que en La Nucía. Y Cavani a demostrar la clase de delantero que es. Uno, desde luego, con el que tendría que dar para más mucho que los tres puntos actuales de ventaja con el descenso. Y es que, tras haber tocado fondo contra el Cádiz, uno de los grandes méritos de estos últimos encuentros ha sido sortear el precipicio anímico que se cernía sobre la plantilla en un momento de lo más delicado.

Era importante que el equipo no se cayera y eso, al menos de momento, se ha conseguido. Ahora, a la espera de rival en la siguiente ronda y con una línea a seguir, contra el Almería será la próxima hora de la verdad. Un partido para el que a una semana del final del mercado de invierno habrá que ver si ha llegado ya o no algún refuerzo. Es ahora, con todo en juego y a tiempo de engancharse a objetivos ambiciosos, cuando más falta hace. Igual que tiempo hay aún para hacer las cosas con más cabeza. Por ejemplo con Jesús Vázquez, otra vez en el banquillo.

De Primera

Se acabó la andadura en la Copa de un Levante que demostró ante el Atlético, pese a la derrota y el final de la magnífica racha de resultados, que es un equipo de Primera circunstancialmente en Segunda. Ahora de lo que se trata es de seguir demostrándolo jornada a jornada y celebrar un ascenso que no se puede escapar por nada del mundo después del esfuerzo económico que se ha hecho desde los despachos. Mención especial, por cierto, para Pablo Martínez, un jugador que ha dado la razón a los técnicos que apostaron por él. 

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