De Róber Pier a Pablo Martínez

Los dos encarnan muchos de los factores del éxito de este Levante UD

Partido de Copa del Rey Levante UD vs Atletico de Madrid

Partido de Copa del Rey Levante UD vs Atletico de Madrid / JM Lopez

Juanma Romero

Juanma Romero

La competición hecha para disfrutar ya es historia. Con la lógica rabia que supone el no haber ganado, el Levante volvió a ofrecer una imagen solvente, la de un equipo con traje de Primera y que está en Segunda de manera casual. Sin querer darle más vueltas al choque ante el Atlético, es justo argumentar que si ya de por sí el duelo era desigual por el nivel del rival, la actuación de Figueroa Vázquez dejó mucho que desear. El gol anulado a Álex Muñoz y un codazo al aire de Kondogbia al propio futbolista alicantino dejaron en evidencia al colegiado que optó por el camino rápido de proteger al fuerte, recordándonos que por encima del VAR y el VOR, el poder absoluto siempre es para el colegiado, y es él quien sigue teniendo el poder de decantar un partido y una eliminatoria. Afortunadamente el objetivo de la campaña no se ha puesto en riesgo, pero esto no es un pataleo, es una reclamación de que lo justo se ha puesto de nuevo en entredicho y que si se jugara con las mismas reglas quizás el Levante estaría en el bombo este viernes.

La mejor ocasión para desquitarse será el domingo en Leganés. La victoria frente al Granada permitió desapegarse del lastre de los empates y otorgar un nuevo golpe de efecto. El Levante exhibió mucha mayor contundencia, solidez y talento que un rival que también apuesta por la fugacidad en su estancia en la categoría de plata. Paco López, conocedor de los últimos entresijos de su Levante, se vio obligado a admitir la superioridad granota y a claudicar ante un bloque que fue mejor que el suyo. Este duelo reflejó el famoso fondo de armario de este equipo y lo bien que está sabiendo gestionar Calleja las ausencias continuas que no han permitido apenas un respiro. Pepelu, Montiel e Iborra (su sanción aberrante aún sigue), no estuvieron ante el cuadro nazarí. Paso al frente de jugadores como Róber Pier o Pablo Martínez. Del primero quiero destacar su capacidad de entereza ante la crítica. Marcado por la horrible temporada pasada y por el gran agujero defensivo que tuvo el Levante en las últimas temporadas, el gallego siempre ha estado en el ojo del huracán por parte de la afición granota. Algún fallo puntual y ciertos gestos interpretados como desaire lo situaron en la lista negra para algunos. Róber no ha desfallecido y ha seguido su camino, cogiendo galones de capitán y siendo un comodín para Calleja en la medular, para cubrir de manera correcta las ausencias destacadas ante el Granada. No será el mejor central ni mucho menos, pero su compromiso y rendimiento están fuera de toda duda. El otro nombre propio es el de Pablo Martínez. Con la sombra de Campaña, Iborra o Pepelu, el centrocampista madrileño se ha empeñado en demostrar que es un activo al alza en este Levante. Tras dos cesiones en Miranda y Huesca, Pablo Martínez es ahora mismo un medio solvente que está exhibiendo un nivel sobrado en Segunda y con miras a ser un puntal solvente en la máxima categoría. Con desparpajo en la parcela ofensiva y con sacrifico cuando hay que ir hacia atrás, el Pablo Martínez encarna la figura del jugador fetiche para cualquier técnico. Su compenetración con Pepelu ante el Atlético fue una delicia. Hay jugador para rato.

El domingo espera el Leganés. Los pepineros vieron frenada su racha de once jornadas sin perder en Albacete, lo que no oculta que será un partido complejo y en el que habrá un nuevo reencuentro con Miramón y con Franquesa, quien buscará los minutos bloqueados en Orriols. No me olvido de Dani Raba, eternamente vinculado al Levante y que como tantos otros nunca llegó a enfundarse la camiseta granota. El fútbol.

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