Miedo e impotencia
El equipo estuvo horrible y Rino falló en todo. Pero resulta inaudito que Lim pueda dejarlo tirado
El Valencia vive de manera cíclica noches como la última. Ese es el gran drama. Momentos, eliminaciones y derrotas con los que parece que se ha tocado fondo. Pero realmente no se hace. Por eso Mestalla termina explotando una y otra vez. Ayer lo hizo incluso antes del final. Perdió la paciencia y con razón con los pases que perpetró su equipo hacia atrás. Nada nuevo y aun así el preludio de otro desastre. Y es que el adiós a la Copa, con una rotunda sensación de impotencia, fue de la peor manera posible. Sin rastro del punto de inflexión de Arabia, la vuelta a las andadas fue en toda regla. Y en vísperas de la visita al Valladolid, el rival que marca a tres puntos la frontera con el descenso, más que «miedo» lo que hay es terror. Gattuso volvió a expresarse con ese término después de un partido en el que se le vio totalmente superado y sin rumbo.
Falló en todo: en el planteamiento, en la respuesta a un Valverde que le ganó la mano de largo y en los cambios. Y aun así, siendo responsable, sería injusto señalarlo como el culpable. Que Lim pueda dejarlo tirado con los fichajes es inaudito. No porque no se lo haya hecho a otros, sino porque siendo de los suyos existía la duda razonable de si con él también se atrevería. Pero todo es posible y ni siquiera el técnico, que está harto aunque no lo diga con esas palabras, se la juega cuando le preguntan. Ni siquiera lo hizo cuando en sala de prensa le invitaron a que garantizara que con él en el banquillo no se descendería. Solo prometió «trabajo». Si con lo que hay no le da, aún menos para jugar como quiere, no se sostiene que a la plantilla le continúen faltando perfiles específicos. Cada partido que pasa son más cosas las que hay que cambiar. Y de momento no hay solución para nada.
A sufrir
Se acabó el sueño de la Copa pero ahora sigue la pesadilla de LaLiga. Así que lo que no queda es ilusión por una final o por volver a Europa pero sí temporada con el objetivo de los 40 puntos en juego. Las jornadas que se avecinan van a ser de mucho sufrimiento. El precipicio está demasiado cerca como para no cuidarse de algún peligroso resbalón.
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